Nació este distinguido cura párroco de Donramiro (Lalín) el 23 de diciembre de 1843 en la parroquia de San Miguel de Portomarín, provincia de Lugo. Era hijo de Laureano Guitián y de Josefa Rubinos. Los abuelos paternos, Juan Antonio Guitián y Agustina Teixeiro Saavedra, naturales y vecinos de Portomarín, lo mismo que los abuelos maternos, José Rubinos y Josefa Armesto. Tuvo un hermano, Lorenzo de Brindis Guitián, y dos hermanas, Florentina, esposa de José María Díaz Ulloa, maestra de Navia de Suarna, y Josefa, esposa de Agustín Lence y Santar, padres del periodista Eduardo Lence-Santar y Guitián.

Estudió las primeras letras en Sarria, bajo la dirección de Manuel López Quiroga y obtuvo varios premios y medallas por su aplicación, dedicándose especialmente a las matemáticas, en cuya ciencia sobresalía. A los doce años ingresó como alumno interno en el Seminario de Lugo, ganando una beca por oposición. Allí cursó cuatro años de Latinidad y Humanidades, tres de Filosofía, la carrera completa de Teología y dos años de Cánones, obteniendo brillantes notas.

Por oposición ganó también una de las sillas de la Academia de Teología y cuando contaba veinticinco años obtuvo la tonsura, con la que le fue asignada la parroquia de San Pedro Félix de Paradela y su unido Santa María de Cabreiros, en el Obispado de Lugo, el título del curato de Paradela le fue expedido el 1 de septiembre de 1868, donde permaneció hasta 1874. El día 5 de ese mismo mes recibió las órdenes menores. El diaconado, el 2 de agosto de 1868, y se ordenó sacerdote el 9 de ese mismo mes y año. Impartió en el Instituto Provincial de Lugo las asignaturas de Gramática y Filosofía.

En el año 1870 fue agraciado por Su Alteza el señor Regente del Reino, con un beneficio en la Santa Iglesia Metropolitana de Santiago, al que renunció, y en 1874, tomó posesión del curato de presentación de San Salvador de Noceda del Valle, en la diócesis de Lugo, de primer ascenso. El 3 de octubre tomó posesión del curato de Donramiro. La colación de Santa María de Donramiro fue concedida por Real Orden de 6 de septiembre de 1877. Así pues, no es exacto afirmar, como aparece en algunas publicaciones, que Laureano Guitián era párroco de la villa de Lalín, pues la creación de esta parroquia fue obra del Obispo Fray Gregorio María Aguirre en el año 1890, Lalín hasta esta fecha pertenecía al curato de Donramiro, constituido por Donramiro, Donsión y Lalín.

Don Laureano Guitián residió en Lalín, seguramente en compañía de una sobrina, doña Leonisa Guitían Salgado, hija de Lorenzo de Brindis Guitián Rubinos, oficial mayor del Gran Hospital de Santiago y Bernarda Salgado Vázquez, hija de Luis Salgado y Ramona Vázquez, vecinos de Donramiro, contrajo matrimonio con Manuel García Diéguez, comerciante y corresponsal de distribución del diario ABC de Madrid, donde, en la edición de la mañana del sábado 20 de abril de 1929, acusan recibo de un telegrama de pésame por la muerte del director del periódico, Torcuato Luca de Tena. Manuel García y Leonisa Guitián van a ser los padres de los distinguidos hermanos Javier, Laureano, Siro, Marina, Ángel, Maruja y Roberto García Guitián.

El 4 de febrero de 1878, con licencia de Laureano Gutián, el párroco de San Adrián de Moneixas, José María Gil Iglesias bautizó a Ramón María Aller Ulloa, en la iglesia de Donramiro.

En 1881 creó la asociación de Josefinos. En 1882 crea también la Cofradía de Nuestra Señora de Montserrat, "en la capilla-santuario de ese nombre, sita en la parroquia de Santa María de Donramiro, a un cuarto de legua de la villa de Lalín". El capellán del Real Monasterio catalán le contesta autorizándola el 5 de septiembre de ese año, solicitándole un dinero para el Librito del Cofrade de Montserrat y una limosna para las cédulas que necesite. Laureano Guitián le responde el día 16 informando que envía 20 reales en sellos de correos, de lo cual acusa recibo el abad el día 27. La indispensable autorización del Obispo de Lugo, Gregorio María Aguirre y García, no la solicitó hasta el 26 de agosto de 1886 y la obtiene el 4 de septiembre del mismo año.

En todas partes dejó vestigios de su gran celo y virtud. Era una persona muy querida y respetada por todos los que le conocían. Falleció el 23 de octubre de 1886 en la villa de Lalín, a la edad de 42 años y 10 meses. El hermano político José María Díaz y Ulloa, en nombre de la familia, manifestó el agradecimiento a los vecinos y a los muchos amigos por las muestras de sentimientos y consuelos que por tal desgracia les han tributado, especialmente el señor obispo de la diócesis, que dirigió desde O Incio una afectuosa carta a dicha familia. En 1887, su hermano político José María Díaz Ulloa, de Navia de Suarna, se encargó de organizar el primer aniversario de su muerte, anunciándolo mediante una esquela en el periódico El regional: diario de Lugo.

Además de sacerdote, fue un distinguido escritor, que figura entre los Narradores Ocasionales do século XIX. Entre sus méritos literarios destacan los siguientes: En el certamen científico-literario celebrado en Lugo en octubre de 1867, fue premiado con el primer diploma de memoria que presentó sobre el tema De la instrucción primaria en Galicia, su estado actual y medios de fomentarla, adjudicado por la sección de literatura. En 1877 obtuvo otro diploma por un estudio sobre la Piscicultura en nuestros ríos y costas. Su importancia. Necesidad de poner coto a los abusos. Influencia en esa industria del libre comercio de la sal y mención honorífica por un precioso cuadro de costumbres del país, escrito en prosa y gallego, titulado Unha noite na casa do Tío Farruco do Penedo, del que son muy raros los ejemplares y que mejor podría denominarse O rosario na cociña, pues pinta la típica costumbre de rezar el rosario al calor del fuego y las notables interrupciones que durante el rezo introducían nuestros labriegos, queriendo atender simultáneamente a los quehaceres del momento y rezar. Lo que pretende el cura con este cuadro es una enseñanza religiosa, corregir la mala costumbre de rezar sin recogimiento y devoción, poniendo como subtitulo una moraleja Si de Dios has de ser oído nunca reces distraído. El lenguaje de este cuadro es puro, pintoresco, movido y castizo. Está escrito con gran naturalidad y las características de los personajes están descritas con gran exactitud. Es uno de los textos precursores de la literatura gallega. Los personajes hablan en gallego, aunque el cura se dirige a sus feligreses en castellano y el niño Gregorio al ser preguntado por el sacerdote sobre cuestiones de catecismo también responde en castellano.

Unha noite na casa do tío Farruco do Penedo describe una escena nocturna en una casa de aldea a finales del siglo XIX. Presenta una estructura dialogada, en la que intervienen cuatro personajes masculinas (Farruco, Antón, Gregorio y el cura) y tres femeninos (Manuela, Isidora y la tía María), entre los que se establece una charla de tipo costumbrista -las labores del campo, los precios del ganado en la feria de la mañana o las dolencias de los vecinos- con puntuales trazos humorísticos, pues, mientras esperan por la cena, el anciano Tío Farruco ordena rezar el rosario pero no por eso deja de dialogar al mismo tiempo con los restantes miembros de la casa que trabajan en la cocina, acomodan el ganado o cabecean con el sueño. Llama a la puerta el cura, que escucha desde el camino los rezos y reprende a la familia por su comportamiento durante la oración, indicándoles que tienen que interrumpir sus quehaceres para dirigirse a Dios correctamente.

Su hermano Lorenzo de Brindis Guitián Rubinos fue quien facilitó el texto del relato a Jesús Couto Fernández, redactor de la publicación bonaerense Almanaque Gallego, dirigida por Manuel Castro López, donde se publicó, en la sección de Costumbres Gallegas en 1909. En 1939 aparece reproducido en la revista cubana Cultura Gallega, fundada y dirigida por Adolfo V. Calveiro. Estos mismos datos figuran en la Gran Enciclopedia Gallega, donde se añade que fue publicada también en la imprenta de Soto Freire de Lugo en 1885.