Desde hoy y durante las dos semanas que quedan para que termine el curso escolar el ministro de Educación, José Ignacio Wert, mantendrá una ronda de contactos con los partidos políticos para acercar posturas respecto a la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce). La norma pasó la criba del Consejo de Ministros el pasado mayo y no entraría en vigor hasta el curso 2014-2015. Pero el texto ha levantado más de una polémica en la comunidad educativa, y no solo por reinstaurar las reválidas, marginar los idiomas cooficiales o favorecer la enseñanza privada.

La Ley Wert equipara a la asignatura de Religión a materias troncales como Lengua o Matemáticas, puesto que contará a la hora de pedir becas o de tener que repetir curso. No será obligatoria, es más, el alumno puede escoger Religión y la materia alternativa -Valores Culturales y Sociales en Primaria y Valores Éticos en Secundaria-. Desde el Movemento Dezao polo Ensino Público, su vocal Xosé Manuel López admite que la religión católica "tiene su papel, pero para ella ya existen templos y grupos religiosos. Lo que hay que promover son valores cívicos" que, por lo demás, suelen ser comunes a todas las manifestaciones religiosas.

La materia de Religión Católica se mantiene en Educación en virtud de los acuerdos de 1979 con la Santa Sede y, con la Ley Wert, suplantará a la de Educación para la Ciudadanía. Con ello, a entender de López, "no habrá lugar para debates en cuestiones como el aborto o la homosexualidad". Los alumnos, al terminar cuarto de ESO, tendrán que enfrentarse a una reválida y decidir si cursan Bachillerato o FP. La Religión computa en el Selectivo, "algo que no resulta lógico si se tiene en cuenta que, por ejemplo, adolecemos de formación científica", añade este docente. En idénticas palabras se manifiesta la presidenta del ANPA del colegio María Inmaculada, Mercedes Soto. Esta madre insiste en que el colectivo prefiere no posicionarse pero, como progenitora, apunta que determinadas materias "como Religión o Educación Física" no deberían tener el mismo tratamiento que otras como Matemáticas. Añade el riesgo que supone esta importancia, "puesto que el profesor puede optar por poner sobresaliente a todos los alumnos", consciente de que la materia computa para el curso y dejando en un segundo plano la formación de los pequeños.

Valores y base histórica

El ministro, atendiendo a la diversidad cultural que aportan los emigrantes, anunció contactos con otras religiones de cara a la posibilidad de implantarlas en el sistema educativo. Pero ello, en un país sumergido en la crisis, "resulta inviable, porque no podríamos sostener un profesor dedicado a cada religión", apunta Soto.

Desde Movemento Dezao polo Ensino Público se han organizado diversas charlas y hasta un encierro en el Xesús Golmar contra las reformas de la Ley Wert. Estos días el colectivo mantiene nuevos encuentros de cara a poner en marcha más medidas de protesta. Para López, no cabe duda de que la sociedad "tendría que haberse movido más, porque el estado debería ser laico, y la nueva categoría que toma la asignatura de Religión supone un retroceso".

No lo ve así el sacerdote lalinense Marcos Torres, párroco de Santiago A Nova (Lugo). "Es razonable que se permita la enseñanza de le Religión católica, puesto que aunque estemos en un estado aconfesional, el 90% del país se considera católico", esgrime. Torres recuerda que esta asignatura no solo "da acceso a valores como la justicia, la paz o la igualdad" sino que supone una base importante a la hora de entender el arte o la historia. Torres fue, además, profesor de la asignatura Educación para la Ciudadanía, y asegura que el problema de esta materia estriba en que "era obligatoria y estaba ideologizada. Esta materia tendría que impartir cuestiones como ña Constitución, el estatuto de Autonomía o el Código Civil".

Torres recuerda que durante el gobierno socialista, hubo la oportunidad de suprimir la enseñanza religiosa del curriculum educativo, y no se hizo. ¿Por qué? "Porque tanto el gobierno del PP como el PSOE saben que, si la Iglesia Católica no siguiese con su obra benéfica como ha hecho hasta ahora, entraríamos en una quiebra social". En su parroquia lucense, atiende a personas que no consiguen que Servicios Sociales atienda sus demandas, "porque les dan cita a tres meses vista", critica.