Dos explotaciones agrarias del lugar de Vilancosta, en la parroquia estradense de Berres, denunciaron ayer los constantes daños que causa el jabalí en sus cultivos de maíz y huerta, en visitas nocturnas que dañan las plantas e incluso las presas de riego que surten de agua a las judías de sus plantaciones hortícolas. Las explotaciones afectadas-propiedad de Carmen Rey y de Raquel Touceda- sufren grandes pérdidas y exigen soluciones a la administración.

Y es que, según fuentes de ambas explotaciones, la situación de ingentes daños causados por grandes manadas de jabalíes es insostenible. Y realizar batidas en este ámbito no parece fácil. Sucede que están ubicadas en zona libre y esto determina -según el padre de Raquel Touceda, Manuel Touceda- que los cazadores con los que han contactado para intentar reducir la población de jabalí en este ámbito no se hayan mostrado dispuestos a realizar batidas en esta zona porque, al quedar fuera de los cotos, cualquier incidencia que pudiera producirse durante la cacería quedaría fuera del seguro.

Los afectados se muestran desesperados ante los continuos daños. "Es un escándalo", asegura Carmen Rey, consciente de que está perdiendo la inversión que realizó para alimentar a sus animales."En octubre no quedará ni una caña de pie", se lamenta, tras explicar que todas las medidas disuasorias que ha adoptado han sido infructuosas. Otro vecino ya "optó por fresar su finca" de maíz, en vista de los ingentes daños, asegura. Por su parte, el padre de Raquel Touceda explica que "a este ritmo no quedará más remedio que abandonar el campo". Subraya que la explotación hortícola que fundó se ve obligada a dedicar dos días a la semana a rehacer presas de riego. Las visitas de los jabalíes y sus crías -a las que no se puede disparar- les desesperan.