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Centro modélico en lo educativo pero pésimo en lo que a instalaciones se refiere

El colegio Viñagrande de Deiro se ha convertido en uno de los centros educativos de referencia en lo educativo, por las innovaciones que se están aplicando en la enseñanza por parte del profesorado. Eso no ha pasado desapercibido, como demuestra el hecho de que es uno de los pocos centros de la comarca que, cada año, incrementa el número de matriculados con alumnos procedentes de otros municipios limítrofes, atraídos por el método de enseñanza que se utiliza y que está avalado por diferentes premios.

Sin embargo, su situación, a la vanguardia de la enseñanza, contrasta con las instalaciones que tienen que utilizar, en muchos casos obsoletas, como ocurre con los baños y con todo el sistema de suministro de agua, más propio de los años 80 que de la actualidad.

Esas deficiencias quedaron al descubierto hace solo tres años, cuando un temporal se llevó por delante el tejado del centro y obligó a los alumnos a trasladarse a San Bartolomeu de Tremoedo mientras se procedía a su reparación.

El propio centro ha tenido que invertir dinero de sus gastos de funcionamiento en mejorar las condiciones de habitabilidad de las instalaciones. En concreto, ha destinado 20.000 euros en los últimos años para la mejora de diferentes espacios, como la carpintería interior, la eliminación de azulejos para mejorar las condiciones higiénicas la mejora de la biblioteca escolar, llegando a participar los propios profesores en esas reparaciones, con herramientas y material prestado por la propia ANPA del colegio. Ese esfuerzo solo fue posible "gracias a la implicación del profesorado y de las familias para participar en multitud de concursos y proyectos que les permitieron disponer de recursos económicos a mayores.

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