La Guardia Civil investiga por un delito contra la seguridad vial a una conductora que triplicaba la tasa de alcoholemia y llevaba a su hijo menor en el asiento trasero del coche tras recogerlo en el colegio. La mujer fue interceptada el lunes por la tarde en la carretera PO-549, en el término municipal de Vilagarcía. Se trataba de un control rutinario de alcohol y drogas a cargo de patrullas de motoristas de la Guardia Civil de Tráfico de la provincia de Pontevedra.

Al parar el coche y solicitar la documentación, los agentes pudieron comprobar que circulaba con la ITV (Inspección Técnica de Vehículos) caducada. La conductora viajaba acompañada de su hijo.

La primera prueba de alcoholemia arrojó un resultado de 0,90 miligramos -de alcohol- por litro de aire espirado, es decir, tres veces más de la tasa permitida (0,25 mg/l). En el segundo test, practicado pasados los diez minutos reglamentarios, la mujer dio 0,87, por tanto superaba ampliamente el límite de 0,60 a partir del cual la infracción se convierte en delito contra la seguridad vial.

La Guardia Civil entregó las diligencias en el juzgado de guardia de Pontevedra y anuncia que pondrá en conocimiento de la Fiscalía de Menores los hechos ocurridos.

Lo más sorprendente fueron los argumentos de la conductora cuando los guardias le informaron de que no podía continuar al volante, puesto que su vehículo debía quedar inmovilizado al circular ella bajo los efectos del alcohol. "Me podíais dejar continuar, no es para tanto, hace mucho calor y me tomé unas cervezas mientras esperaba que saliera el niño del colegio para refrescarme un poco", alegó la mujer.

Desde el instituto armado reconocen que a la hora del control Vilagarcía rozaba los 30 grados, si bien "no justifica en ningún caso tal ingesta de alcohol ni se recomienda hacerlo si después se tiene pensado hacerse cargo de un vehículo".

Ese mismo lunes la Guardia Civil de Tráfico detectó a otros 23 conductores que dieron positivo en controles de alcohol y drogas realizados en distintos puntos de la provincia.

Desde la Benemérita advierten de que este tipo de conductas "ponen en riesgo tanto al propio conductor como a los demás usuarios de la vía y están penadas con prisión, multa o trabajos en beneficio de la comunidad".

Por ello la Guardia Civil ha intensificado la vigilancia de las carreteras gallegas, reforzada recientemente con patrullas integrales compuestas por motos con detector de alcohol y drogas que "hacen más dinámicos y ágiles los puntos de verificación".