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La dimensión del Monte do Castro se hace visible con la última fase de consolidación

Los arqueólogos recrean las edificaciones en la cima del yacimiento y la franja en la franja sobre la casa-patio - El muro que fortificaba el recinto toma forma - Queda el proyecto de musealización, por Fomento

Han tenido que pasar veinte siglos para redescubrir la grandeza de Besomaño, un espectacular yacimiento castrexo de la Edad de Hierro, que vuelve a florecer después de siete años de excavación y consolidación de una treintena de estructuras. El poblado ha recuperado gran parte de su esplendor y puede ser contemplado en su momento de apogeo, pues casi toda la colina fue rastreada palmo a palmo, salvo una pequeña franja central en la que se ubica el centro de operaciones de la brigada de la Diputación que dirige la restauradora Iria Veloso.

Tras seis meses de trabajo, dificultado por las intensas precipitaciones de este invierno, el amurallado yacimiento muestra la "potencia" urbanística que debió tener en su día dado el número de cabañas habitacionales, los almacenes anejos, el horno siderúrgico localizado en el centro del área excavada o la casa-patio que sin duda marca la diferencia y relevancia con otros castros gallegos.

La última actuación de la Diputación se ha centrado en las zonas que se habían paralizado en la croa y sobre la pronunciada pendiente desde la citada casa-patio, un recinto cerrado por su propio muro y entrada individual conformado por zona habitacional, almacén y un espacio al aire libre y con elementos constructivos significativos como una escalera de tres peldaños para salvar la altura a la cabaña circular superior.

La restauración deja ver otro aspecto diametralmente distinto a la fase de excavaciones cuando se encontraron los rastros o cimientos superpuestos de las varias etapas de construcción del yacimiento, que también quedan marcados en cada una de las edificaciones para la comprensión del visitante.

Esta última fase es, al menos, igual de espectacular que todas las anteriores, si bien no queda margen para las llamativas sorpresas de las excavaciones cuando apareció la dolabra, la empuñadura de un cuchillo de hierro, la cabeza de un ídolo o el caldero de bronce remachado, sin olvidar la fíbula de los leones o la abundante cerámica de origen mediterráneo. Ahora se conforman con "algunos fragmentos de cerámica" que surgen casi por casualidad, explica Iria Veloso.

Aquel espectacular momento de exhumación, que comenzó en febrero de 2011 con las primeras excavaciones del equipo conformado por arqueólogos del CSIC y de la Diputación, llega ahora al momento de exhibición plena.

El visitante que llegue a Besomaño ya puede hacerse una idea fiel de lo que ha sido el castro durante el medio milenio de ocupación, pues se presume que estuvo en pie desde el siglo IV antes de Cristo al primero de la presenta Era. Incluso antes...

Queda todavía mucho por hacer en la recomposición del poblado pero el grueso está muy rematado, en las que quedan definidas las cabañas habitacionales con sus hogares tradicionales o su agujero de poste central para soportar la cubierta vegetal a la usanza.

Pero también edificios rectangulares, ovoidales y otras figuras pseudogeométricas, con las que se podrían diferenciar los distintos usos de cada uno de ellos. Todo ello enlazado por una compleja y estrecha red de caminos que tejían el entramado de la histórica urbe.

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