Más de un año después de comenzar con la redacción del proyecto, la Mancomunidade llevará al próximo pleno del ente el nuevo contrato de la basura que afecta a los municipios de Cambados y Vilanova de Arousa. El nuevo contrato tendrá una duración de cinco años, sin opción a prórroga, y su coste será de 789.483 euros al año, es decir, cerca de cuatro millones de euros que deberán desembolsar los municipios de Vilanova y Cambados para la gestión de los residuos sólidos urbanos.

Además, el contrato obligará a la concesionaria a apostar por fórmulas que ayuden a reducir la cantidad de toneladas que ambos municipios envían a la Sociedade galega para o Medio Ambiente (Sogama) para ser tratadas en su planta de Cerceda. Esta cuestión será una de las que reciba una mayor valoración en la resolución del concurso, aunque no será la única, ya que el objetivo es dar un cambio radical a la forma en que se estaba llevando la recogida.

El documento que han redactado los servicios jurídicos de la Mancomunidade se ajusta a tres premisas básicas: modernización del actual sistema, ahorro económico y apuesta firme por el reciclaje, tres premisas fundamentales para conseguir uno de los grandes objetivos que se persigue con la adjudicación de este nuevo contrato, el ahorro para las arcas de ambos municipios.

El primero de estos requisitos es algo que va intrínseco al propio contrato de la recogida de residuos sólidos urbanos. No en vano, el servicio que se presta en los municipios de Cambados, Vilanova de Arousa y Meis es uno de los más antiguos de Galicia, con más de quince años de vigor, por lo que presenta una serie de deficiencias importantes que el ente quiere cambiar de manera radical. Esa reforma pasa por mejorar los contenedores y los puntos de recogida, introduciendo cuestiones como puede ser la carga lateral o la instalación de depósitos más adecuados, así como la eliminación de olores.

El segundo de los requisitos, el ahorro, es una de las máximas con las que partió el concurso. Los dos concellos tienen que hacer frente a un importante gasto en la gestión de los residuos -solo Cambados afronta un pago anual de 900.000 euros- y consideran que es factible reducir, de manera importante, ese coste. Este requisito entronca con el tercero, el del reciclaje. En la Mancomunidade son conscientes de que el descenso en la factura que deben abonar a la Sociedade Galega para o Medio Ambiente (Sogama) pasa por incrementar el reciclaje y reducir las toneladas que se remiten a la planta de Cerceda.

En el contrato figura un amplio apartado en el que se implica a la concesionaria a dar impulso a diferentes sistemas de reciclaje y a fomentar e impulsar el mismo entre la población, en especial el de los residuos orgánicos, que suman el mayor número de toneladas que se envían a Sogama. En ese aspecto, ya funcionan en otros municipios iniciativas como el compostaje, que han dado buenos resultados en la reducción de toneladas.

La redacción del contrato de la basura ha resultado más compleja de lo previsto ya que, en un primer momento, también iba a participar el Concello de Meis, al que se incluyó en los documentos en un primer momento. Sin embargo, este Concello decidió dar marcha atrás y renunció a su participación argumentando que su realidad territorial era muy diferente a la de Cambados y Vilanova, optando por buscar una fórmula diferente para su nuevo contrato de recogida de basura.

Otra de las cuestiones que provocó un importante retraso en la licitación del proyecto fue la decisión de aguardar a la nueva Ley de Contratos del Estado. Esa decisión se fundamentó en el interés de dar una mayor estabilidad legal al nuevo contrato y que las empresas que no resultasen elegidas no pudiesen impugnarlo. La nueva Ley de Contratos fue aprobada hace tan solo un mes.

El nombre de la nueva concesionaria de la recogida de residuos sólidos urbanos en Cambados y Vilanova se conocerá, probablemente, después del verano, y se espera que comience a trabajar antes de que finalice el año.

Vilanova y Cambados compartían, desde hace años, la misma empresa de recogida de residuos sólidos urbanos, Celtaprix, con un vínculo que estaba muy obsoleto y con los dos concellos bastante disgustados con la forma de trabajar de la empresa, a la que acusaban de incumplir los acuerdos firmados. De hecho, el alcalde de Vilanova, Gonzalo Durán, y la empresa se denunciaron mutuamente en varias ocasiones, sobre todo después de que Celtaprix entrase en concurso de acreedores.

La redacción del nuevo contrato de la basura se inició el pasado año, tras finalizar el anterior, lo que obligó a Celtaprix a continuar desempeñando las labores de recogida de basura, mientras este se desarrollaba. Sin embargo, en el mes de agosto, la empresa anunció su entrada en liquidación tras un largo proceso sometida a concurso de acreedores. Esta situación obligó a la Mancomunidade a sacar, por la vía de urgencia, un contrato provisional para que otra empresa se hiciese cargo del servicio mientras no se resolvía.

Como elegida, tras superar un concurso urgente, fue Urbaser, que se hizo cargo del servicio en los dos municipios por una cantidad que ronda los 39.000 euros mensuales, cifra bastante inferior a la que se abonaba con anterioridad, ya que solo Cambados, se veía obligada a abonar 28.000 euros al mes de Celtaprix. La nueva empresa se encarga de la recogida de residuos orgánicos y de envases y el cambio no supuso ninguna molestia a mayores para los vecinos, ya que realiza el mismo servicio que, en su día, prestaba Celtaprix.