El frío fue tremebundo durante toda la jornada. En lo alto del llamado Monte da Croa si cabe más. Lo atestiguan los vecinos que a primera hora de la mañana subieron como voluntarios a colocar las tres Cruces del Desenclavo.

"Son las once y tengo el cuerpo congelado por la mojadura", afirmaba uno de los operarios que subió al alba pese refugiarse de la intensa lluvia "al lado de una enorme e inclinada roca". Fue una mañana de perros en la que hasta el todoterreno en el que pretendían subir el generador "derrapaba, como si no tuvier fuerza".

Acto seguido comenzó el juicio a Jesús en el atrio. Y otros diez minutos después, una enorme granizada dejó todo blanco, y provocó la "espantada" y suspensión de los actos. Enseguida, el termómetro cayó a 4 grados y las carreteras se convirtieron en verdaderas pistas de patinaje.