El Concello de O Grove volvió a conseguirlo. Su tradicional concurso de comparsas se convirtió en todo un acontecimiento sociocultural que no dejó indiferente a nadie. Fue, un año más, un auténtico espectáculo, el cual comenzaba a las nueve de la noche y se prolongaba hasta bien entrada la madrugada.

No cabe duda de que se trata de una fiesta de esas que hacen historia, y este año puede que con más motivo, con diez formaciones sobre el escenario, todas ellas de la localidad meca, derrochando energía.

Junto con los teloneros, la comparsa "Os Cuancholos", los grupos protagonistas de esta edición sumaban casi medio millar de artistas, tanto hombres como mujeres, y tanto niños como adultos y verdaderos veteranos del Entroido. Unos y otros escenificaron sobre el escenario todo lo que han ensayado con intensidad durante semanas, en algunos casos prácticamente desde las fiestas navideñas.

Lo hicieron con ayuda de bandurrias, cajones flamencos, guitarras, bombos, panderetas, gaitas y todo tipo de instrumentos que antes y después del festival también se dejaron oír, ¡y de qué manera!, por las calles de la localidad.

Tras "Os Cuancholos" actuaban "Outra Vaca no Millo", "Os da Caldeirada", "Os Arrombados", las mujeres de "As + Plus", "Os Onei's Bin Bang", "Leña Verde", "Jana de Leria", la formación también íntegramente femenina "A Tropa de Moncha a Caralla", "Queimacasas" y "Os de Sempre".

Además de risas y diversión, que fueron la tónica dominante, se reservó algún momento de la gala para la emotividad y el recuerdo, sobre todo porque a instancias de la concejalía de Cultura que dirige Emma Torres se homenajeó a los vecinos que forman parte de la historia de este pueblo a través de su carnaval y sus comparsas.

Como emotivo fue para ella y otros muchos vecinos, pero sobre todo para muchas mujeres, recordar los comienzos de la formación femenina "As + Plus", nacida hace ya 25 años y por la que pasaron abuelas, madres e hijas.

Fueron 1.100 personas las que oficialmente siguieron in situ las evoluciones del certamen -otros lo hicieron en directo a través de FARO DE VIGO-; y no fueron más porque ya no entraba un alfiler en el pabellón de Monte da Vila.

Esas 1.100 fueron las localidades que se pusieron a la venta -a cuatro euros cada una- y se despacharon casi de inmediato, quizás porque las taquillas abrían a las once de la mañana y ya había colas en los alrededores desde cuatro horas antes. Al final se completó el aforo en un abrir y cerrar de ojos y unas trescientas personas que se encontraban allí para adquirir su pase tuvieron que marcharse de vacío.

Al cierre de esta edición continuaba la fiesta, como también las sorpresas sobre el escenario, en una noche de comparsas que, sin duda, dará mucho de qué hablar y algunos no olvidarán fácilmente.