Hacer realidad la pretensión de los comuneros de Vilagarcía de instalar cámaras en el monte para luchar contra los vertidos incontrolados se está complicando. El presidente de la Mancomunidad de Comunidades de Montes de Vilagarcía, Xurxo Abuín, admite que "legalmente el encaje es complejo", pero no está dispuesto a tirar la toalla. De hecho está en contacto con un trabajador de una empresa especializada en telecomunicaciones para ahondar en el asunto y analizar las posibilidades existentes.

"Al parecer a un particular solo se le permite instalar cámaras bajo el control de un guardia jurado, lo cual tiene un coste que a lo mejor no podemos asumir", apunta Abuín, quien agradece al empleado de la empresa viguesa su "sensibilidad" e implicación con los montes. De hecho es miembro de la junta rectora de la comunidad de montes de Meira, en Moaña.

La idea inicial era comprar dos cámaras para rotarlas en los distintos puntos conflictivos. La Mancomunidad de montes vecinales en mano común de Vilagarcía elaboró la primavera pasada un mapa en el que se recogen un total de 26 vertidos incontrolados en diferentes montes del municipio, donde se acumula sin control todo tipo de enseres contaminantes como viejos electrodomésticos, muebles, colchones, latas de aceite o escombro de obras, incluso sobre manantiales de los que se abastecen los vecinos.

Además representan un probable foco de incendio, por lo que los comuneros decidieron enviar a la Xunta el informe que elaboraron sobre los vertidos para que los eliminase lo antes posible de los pulmones verdes del rural vilagarciano.

Aunque confiaban en que la administración fuese receptiva y actuase, incluso "antes del verano" -decían-, no ha sido así, por lo que los comuneros se han decantado por la instalación de cámaras en el monte para combatir la lacra de los vertederos. La decisión se adoptó en una asamblea celebrada el pasado 20 de enero.

Casi la mitad de los 26 vertidos detectados el año pasado se encontraban en la parroquia de Cea (12), que es la comunidad de montes con una mayor superficie de terreno, con mucha diferencia de las demás. El resto se repartían entre Rubiáns (7), Sobrán (3), Trabanca Badiña y Guillán (2) y Trabanca Sardiñeira (2).

Aunque no son vertidos de enormes dimensiones, son continuos y persistentes. De hecho la Xunta, a través de la contratación de empresas privadas, eliminó en 2016 algunos en Sobrán y en 2017 otros en Trabanca Sardiñeira que volvieron a reproducirse debido a la falta de conciencia ciudadana con el cuidado del medio ambiente. "Cada vez que limpiamos un vertido, asistimos impotentes a su reconstitución en un cortísimo plazo, en ocasiones de menos de un mes", lamentan los comuneros.

Actualmente la Mancomunidad está formada por las comunidades de montes de Cea, Rubiáns, Sobrán, Guillán, Trabanca Badiña y Sardiñeira. Está pendiente de integrarse la de Loenzo.