Los comuneros de San Miguel de Catoira, como buena parte del vecindario y el propio Concello, vivieron con sensación agridulce tanto el desarrollo como la culminación de las obras del Eje Atlántico. El trazado de la vía férrea afectó a algunas de sus propiedades y se situó a escasos metros del espacio natural que integra la Lagoa de Pedras Miúdas, de ahí la preocupación mostrada desde un principio en la localidad vikinga.

Finalmente esta actuación sirvió para que el Estado central ejecutara en el entorno de dicha laguna una actuación de mejora integral que permitió revalorizar ese espacio, dotándolo de senderos peatonales, pasarelas de madera sobre el agua, mobiliario urbano e incluso un centro de interpretación que, aunque infrautilizado y seriamente dañado después por los vándalos, puede ofrecer enormes posibilidades en el futuro. Todo esto agradó a los comuneros, como así lo reconoció su presidente, Luis Rey, cuando tuvo oportunidad de conversar con la ministra de Fomento en 2016, Ana Pastor, quien visitó el municipio para, precisamente, dar por inauguradas dichas instalaciones.

En cierto modo esas mejoras ayudaron a contrarrestar el malestar de los catoirenses, también desconcertados por el precio que se les ofrecía desde el Jurado de Expropiación por ocupar sus fincas, tanto forestales como urbanas; tanto parcelas de monte como tierras de cultivo.

Ahora los comuneros de Luis Rey reciben un nuevo incentivo, esta vez a modo de sentencia del TSXG que les da la razón en la reclamación del justiprecio.