Los conductores que circulan por la avenida Rosalía de Castro, el principal acceso norte a Vilagarcía, llevan tres años esquivando baches para no deteriorar sus neumáticos o incluso la dirección del coche. Y es que las tapas de alcantarilla de esta transitada carretera se encuentran hundidas desde que en 2014 la Xunta de Galicia asfaltase la calzada sin elevar las tapas al nivel de la capa de rodadura.
Para poner fin a esta situación, el Concello de Vilagarcía decidió en una reciente junta de gobierno local asumir una obra para nivelar las tapas de registro. Los trabajos comenzaron ayer en el tramo del parque de la playa Compostela, donde se encuentran las alcantarillas a una mayor profundidad.
Las obras restringen la circulación, puesto que los automóviles que entran en Vilagarcía desde Carril deben invadir una pequeña parte del carril contrario para poder avanzar, por tanto deben esperar a que pasen los del otro sentido. Además, la velocidad se limita a un máximo de 40 kilómetros por hora, cuando habitualmente puede circularse a 50, por lo que los conductores deben tener precaución al volante.
Las obras fueron adjudicadas por 8.250 euros a la empresa Construcciones y Deslizamientos de Galicia S.L. con el objetivo de nivelar las tapas de alcantarilla.
Los trabajos consisten en dar más altura al pozo de registro para hacer coincidir la tapa de fundición con el nivel de la capa asfáltica. Debido al grosor del manto del conglomerado que se extendió en la avenida Rosalía de Caso, las tapas de saneamiento quedaron a unos diez centímetros más abajo.
La actuación afectará a todos los registros del saneamiento municipal situados en esta avenida entre la rotonda de la Praza da Liberdade, en Carril, y la de O Ramal.
Adiós al riesgo para el tráfico
Desde el Ayuntamiento destacan que los conductores que circulan habitualmente con sus vehículos por Rosalía de Castro serán los principales beneficiarios de esta obra que pondrá fin a la incomodidad y al riesgo para el tráfico rodado que atraviesa esta importante arteria de Vilagarcía, puesto que los conductores tenían que zigzaguear para evitar introducir los neumáticos en los agujeros que dejaban las hundidas capas de alcantarilla.
Las personas que transitan con frecuencia por esta carretera ya conocen las "zonas trampa", pero las que hacen uso ocasional de esta calzada podían despistarse con facilidad de la existencia de los baches.
