La asociación O Noso Lar tiene un servicio de información al consumidor en el Auditorio de Vilagarcía, y de 630 reclamaciones tramitadas en los últimos meses, 400 fueron contra compañías eléctricas. La factura de la luz preocupa mucho porque supone un importe elevado al que hacer frente mes a mes, y porque los recibos no siempre son fáciles de entender. Por ello, periódicamente se celebran charlas informativas, para que los ciudadanos aprendan a descifrar los datos de su factura y conozcan algunos trucos sencillos para ahorrar algo de dinero.

Ana Cores, que atiende la oficina al consumidor de O Noso Lar impartió anoche una de esas charlas en Exposalnés, organizada por el Ayuntamiento de Cambados. Y explica que si se pretende gastar menos en energía eléctrica, lo primero que hay que hacer es revisar la potencia contratada. "Eso es lo más importante, porque si contratas 3,45 kilovatios pagas unos 12 euros al mes, pero si contratas 5,75, ya pagas casi 30. Y eso es un importe fijo, sobre el que después se calculan los impuestos".

En su opinión, es habitual que los hogares tengan una potencia mayor de la que en realidad necesitan, "porque a la hora de la verdad nadie tiene encendidos todos los electrodomésticos a la vez". En este sentido, la técnico opina que 3,45 kilovatios, "dan de sobra para una casa que no tenga ni calefacción ni termo eléctricos", y que en un piso con todo eléctrico, "podría llegar con 4,60 kilovatios". Eso sí, admite que en ese caso hay que organizarse para no tenerlo todo encendido al mismo tiempo.

Pero si el usuario no quiere o no puede estar preocupándose a cada instante de los aparatos que tiene en marcha, puede optar por subir un tramo de potencia. "Pero como mucho a 5,75. Un piso no debería tener más", opina Ana Cores. La diferencia con el anterior tramo es de unos 10 euros al mes. "Aunque parezca mentira, hay muchos usuarios que tiene contratada una potencia de más de 9 kilovatios para sus casas. Y con eso ya podría funcionar un taller con todo eléctrico. Incluso conozco casos de gente con 13 kilovatios".

Por ello, el primer consejo que da es revisar el término de potencia, y si es necesario bajarlo. Eso sí, advierte de que es una decisión que hay que meditar, puesto que las compañías eléctricas solo permiten un cambio al año. Bajar la potencia cuesta 12 euros, e incrementarla, 50.

En segundo lugar, Cores recomienda pasarse a la factura regulada. "Es algo que se puede hacer en cualquier momento, y da muchas ventajas", apunta. Por ejemplo, aduce que las tarifas son más baratas, y que permite acogerse al nuevo Bono Social. Éste estaba reservado hasta ahora solo para las personas mayores, pero un cambio legislativo reciente permite solicitarlo a cualquier ciudadanos que cumplan con unos requisitos económicos. Así, por ejemplo, una pareja con un hijo menor podrá obtener un 25 por ciento de descuento en el total de la factura si ingresa menos de 1.074 euros mensuales. Para los perceptores de ayudas sociales de emergencia, como la Risga, el descuento es del 40 por ciento, y tienen además la ventaja de que disponen de cuatro meses para pagar una factura.

La técnico de consumo señala que la práctica totalidad de los contratos que se están haciendo actualmente son por visitas de los comerciales al domicilio, "y lógicamente, los contratos que le ofrecen al cliente son con factura comercial". No obstante, plantea que "el cambio se puede hacer en cualquier momento", y que los contratos con las eléctricas no tienen compromiso de permanencia, aunque en los comprobantes que llegan a los hogares sí figure una fecha concreta de vigencia de las condiciones.

"Otra ventaja de la factura regulada es que si un mes te llega una cuantía desorbitada, puedes negarte a pagarla hasta que se resuelva la reclamación. Pero si la tienes comercial, no te queda más remedio que pagar y esperar después a que se resuelva la queja".