El entorno de Cálago guarda un buen número de incógnitas desde hace algo más de un siglo, cuando desapareció el último vestigio visible de todo el complejo que, en su día, existió en esa zona de Vilanova de Arousa. Sin embargo, pese a la ausencia de grandes datos, existen referencias a lo que fueron el monasterio y la iglesia, unas referencias que ayer, en el marco de la Semana da Cultura, se encargó de descubrir la joven historiadora Alicia Padín.

Integrante del consejo de redacción de la revista Cuadrante, que edita Amigos de Valle, Padín desmenuzó el estudio que realizó durante todo un año, cuando disfrutó de una beca de la Diputación en el Concello de Vilanova. Fue un trabajo de buceo en archivos, especialmente en el de San Martín Pinario de Santiago, pero que permitió percibir cuestiones que van desde los orígenes del monasterio hasta la desaparición de la iglesia de Cálago, a principios del siglo XX.

La leyenda que recogió Padín otorga a San Fructuoso de Braga la fundación del monasterio de Cálago en el siglo VII, y se vincula a un milagro del santo, que habría caminado sobre las aguas para recuperar una barca que el viento llevó hasta A Illa de Arousa. Documentos del siglo XII, copias de otro anterior, presumiblemente del X, le otorgan a este monasterio un coto, que abarcaría desde Faxilde hasta Tragove. Padín también realizó un recorrido por la historia de ese monasterio, atacado y destruido por vikingos y musulmanes al mando de Almanzor, quizás, una de las causas de que se conserven muy pocos documentos de esa época. El monasterio perteneció a San Martín Pinario, funcionando como un priorato hasta que llegaron las desamortizaciones del siglo XIX.

Además de hacer un recorrido por lo que se conoce de la antigua iglesia de Cálago, que formó parte del complejo religioso del monasterio, Padín también hizo referencia a la única intervención arqueológica que se hizo para hallar sus restos antes de la acometida el pasado mes de septiembre. Esta intervención se realizó en el vecino cementerio en 1998, ya que al abrir un nuevo nicho, se localizó la lauda de Rodrigo de Torres, que se conserva en la capilla de San Amaro, al igual que las piezas de la bóveda de crucería de la capilla de la Concepción, donde se ubicaba. Con esta intervención se pudo ver que todavía se conservan los muros de la iglesia en el subsuelo del cementerio, lo que abre las puertas a que, en una actuación futura, se pueda sacar a la luz el perfil del antiguo templo. En el mismo cementerio apareció el alabastro de la Trinidad, que se conserva en la iglesia parroquial, una imagen que se dejó de adorar y que se acabó enterrando en el terreno sagrado. La única fotografía que se conserva de Cálago corresponde al ábside. Se encuentra en el Museo de Pontevedra y fue realizada en 1906 por el fotógrafo Zagala, de la Sociedad Arqueológica de Pontevedra.