La Mancomunidade de O Salnés lleva años tratando de convertir la comarca en un destino turístico a nivel internacional, con viajes a diferentes puntos del planeta en los que ha olido la posibilidad de negocio. En ese ámbito se enmarca el viaje realizado estos días a la Bretaña francesa. Hasta ahí, nada nuevo bajo el sol. Sin embargo, este viaje tiene una característica especial que no existía en los otros, como es que Gonzalo Durán, referente del Partido Popular en la comarca de O Salnés desde la debacle de las elecciones municipales de 2015, ha aprovechado, como presidente de la Mancomunidade, para rodearse de todos los independientes que han huido del redil conservador y que lideran o sustentan gobiernos en coalición con otras formaciones, arrebatándoselos a esa formación Ahí estaban el cambadés José Ramón Abal, que no es el representante de su municipio en la Mancomunidade; el independiente de Ribadumia, David Castro; o el sanxenxino Gonzalo Pita, protagonista de una inusitada decisión en su municipio en la que dejó la Alcaldía, sustentada por otras formaciones, para entregársela al conservador Telmo Martín y quedarse como teniente alcalde. Ningún otro alcalde de la comarca formó parte del supuesto viaje de promoción turística.

¿Se ha aprovechado el viaje para tratar de que los independientes regresen al redil? Esa es una pregunta que todos los que han viajado a Francia negarán de forma tajante, pero conociendo al alcalde de Vilanova y presidente de la Mancomunidade, es raro que deje escapar una oportunidad así para intentar "camelar" a los díscolos conservadores, y de paso, tener la oportunidad de arrebatar alguna Alcaldía en la comarca con la que asegurar su posición preponderante en O Salnés frente a otras figuras que van a menos, como la del delegado territorial de la Xunta, José Manuel Cores Tourís.

Solo hay que ver lo ocurrido con la Mancomunidade de O Salnés y con el Concello de Sanxenxo. En la primera de las instituciones, mientras el PSOE fiaba a supuestos compromisos municipales el cambio de color de la entidad tras años en manos conservadoras, Durán no perdió el tiempo, y sabedor de los orígenes conservadores de su tocayo Gonzalo Pita, no dudó en "tirarle los tejos" para mantener un espacio de poder que parecía perdido para los conservadores. No lo conquistó, pero consiguió que su abstención fuese fundamental para que el PSOE se quedase con un palmo de narices y sin Mancomunidade. La compensación por ese gestó no tardó en llegar, en forma de cesión de competencias del área de turismo a Gonzalo Pita, una cesión que nunca se había registrado en la historia de la Mancomunidade, órgano esencialmente presidencialista y donde las decisiones se toman en la junta de alcaldes. Más tarde llegaría la jugada de Sanxenxo, donde Pita rompió el tripartito que presidía, alegando una serie de enfrentamientos con los compañeros de viaje que él eligió en su día, para entregar la Alcaldía de Sanxenxo al Partido Popular y quedarse como teniente de alcalde, algo totalmente inédito en la comarca. En esa "jugada" también estuvo presente la mano del regidor vilanovés, que supo mover muy bien los hilos que tenía en su mano para ganar una Alcaldía para el Partido Popular.

Sanxenxo salió bien, aunque los casos de Cambados y Ribadumia, con independientes salidos del propio corazón del Partido Popular, parecen mucho más complicados, por la existencia de animadversiones personales.

Es el caso del independiente José Ramón Abal, de cuya militancia en el PP no existe constancia, pero si de la de varios familiares directos, que formaron parte del núcleo duro de la formación conservadora durante años. Abal se presentó a las elecciones con la marca de Cambados Pode, aunque poco tiene que ver su ideología con la del partido morado, ya que más bien, está situada en las antípodas. Pata fundamental en la mesa del cuatripartito cambadés, los acercamientos en los últimos meses entre Durán y Abal han sido constantes. Juntos se fueron a Cuxhaven y a Kiel a promocionar la Ciudad Europea del Vino, convirtiéndose la Mancomunidade en el único respaldo de ese evento por parte de una administración presidida por el Partido Popular, ya que la Xunta hizo un auténtico mutis por el foro en un claro ejemplo de sectarismo político. Ese gesto de Durán ha conseguido que Abal salga en más fotos con el alcalde de Vilanova que con sus compañeros de viaje en el cuatripartito, pero el problema para acabar de convencer al líder de Cambados Pode está en una importante animadversión personal y familiar con destacados responsables del PP cambadés, como Cores Tourís o el propio Luis Aragunde. Sin la desaparición de esas dos figuras, y alguna otra, que Abal vuelva al redil parece una tarea más que complicada, aunque en política, la palabra imposible nunca se debe pronunciar.

Parecida situación se vive en Ribadumia, donde los dos bandos irreconciliables del otrora potente Partido Popular, los liderados por José Ramón "Nené" Barral y Rafael Louzán, escenifican una guerra desde hace años, lo que impide cualquier posibilidad de negociación. Esa enemistad llevó a que Barral, eterno líder de los conservadores en Ribadumia, optase por crear una candidatura independiente, la cual no logró arrebatarle la Alcaldía a Salomé Peña hasta las últimos elecciones municipales. Conseguir que se rompa ese tripartito, al estilo de lo ocurrido en Sanxenxo si parece una misión excesivamente ardua. Además, Castro ha mostrado tener buena sintonía con sus compañeros de viaje en el tripartito de Ribadumia. Eso sí, nada le ata para poder respaldar a Durán en las decisiones que tome en la Mancomunidade.