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Estado, Xunta y astilleros buscan en Arousa una vía de futuro para la carpintería de ribera

Una comisión de trabajo evaluará en Capitanía Marítima las necesidades de la construcción naval -Alegan que la madera ofrece "garantías de seguridad, estabilidad y navegabilidad"

Embarcaciones de madera y otros materiales en O Grove. // Muñiz

La construcción naval en madera agoniza desde hace años, y con su progresiva desaparición están amenazados de muerte cientos de puestos de trabajo en toda Galicia. Para buscar fórmulas que ayuden a revitalizar el papel de la carpintería de ribera, el Gobierno de España, la Xunta de Galicia y los representantes de los astilleros retoman una vía de diálogo que trata de encauzar acciones que ayuden a preservar esta actividad que forma parte también de la cultura marítima tradicional.

En base a esto, y teniendo en cuenta que la ría de Arousa es una referencia en Galicia y España en lo que a presencia de embarcaciones de madera se refiere, se ha decidido que Capitanía Marítima de Vilagarcía sea el escenario de las primeras reuniones de una comisión de trabajo formada por personal técnico y jurídico del Ministerio de Fomento y representantes de la Asociación Galega de Carpintería de Ribeira (Agalcari) en las que se marca como objetivo la adopción de acciones tendentes a frenar "la discriminación" que dice sufrir el sector.

Una discriminación, dicho sea de paso, que quedaría patente en decisiones de la Administración estatal como obligar a varar anualmente a los barcos de madera para ser sometidos a labores de revisión, mantenimiento o reparación, mientras que los construidos con otros materiales pueden permanecer en el agua hasta tres años.

Así lo explican desde Agalcari, cuyo presidente, Ramón Collazo Mosquera, se reunió hace días en Madrid -a instancias de la Consellería do Mar- con el director general de Marina Mercante, Rafael Rodríguez Valero, para abordar en profundidad esta situación.

Acompañado de su antecesor en el cargo, Gerardo Triñanes, el ingeniero naval Clemente Lage y de Pablo Carrera, integrante de la asociación Culturmar, el representante de Agalcari aprovechó ese encuentro para plantear la necesidad de retomar y aplicar de una vez por todas el "Reglamento de la construcción naval en madera", redactado por dicha entidad hace ya ocho años y en el que se reivindica como estrategia apremiante la aplicación del Plan Estratégico de la Carpintería de Ribera, financiado por la Consellería do Mar.

Ese reglamento, cabe recordar, empezó a fraguarse en 2009 para canalizar posteriores decretos o normativas que regularan la construcción naval, como también para conseguir un sello de calidad que certifique las embarcaciones construidas por los astilleros participantes.

En relación con esto último, en Agalcari puntualizan que ese sello o marca de calidad "debe servir de distintivo del buen hacer de la carpintería de ribera gallega, mostrando las embarcaciones de madera como un producto moderno, de excelentes prestaciones, seguro y ecológicamente sostenible".

A partir de esas dos acciones se pretendía afrontar con ciertas garantías las amenazas que pesaban sobre el sector, visiblemente castigado por la crisis económica global y el creciente protagonismo del poliéster en la construcción naval.

Pero poco o nada se avanzó desde entonces, de ahí que se reivindique de nuevo la aplicación del reglamento y se adoptara el acuerdo de crear una comisión de trabajo con la que ofrecer ciertas garantías de futuro al sector de los astilleros.

Tanto es así que en Agalcari están convencidos de que aplicar dicho reglamento "mejoraría sustancialmente los estándares de calidad de las embarcaciones de madera y serviría de base para la obtención del sello o marca de calidad".

Como también creen que "la equiparación de las inspecciones sin discriminar la madera haría justicia a un material excelente con unas condiciones de seguridad, estabilidad y navegabilidad que mejoran sustancialmente en muchos casos la de otros materiales".

Se trata, en este caso, de aplicar una herramienta que ayude a "mejorar las inspecciones en los barcos de madera, de la misma manera que ocurre con los de acero, a los que se les exige con periodicidad un certificado de espesores del casco".

De esa manera los barcos de madera podrían disponer de "un libro de mantenimiento o guía, como elemento útil a la hora de que los inspectores conozcan las intervenciones realizadas en el casco en cuanto a la renovación de la clavación y la sustitución de otros elementos estructurales que puedan comprometer la seguridad en embarcaciones mayores de veinte años".

Son todo ello planteamientos, en síntesis, que ayudarían a reflotar la madera como eje de la construcción de barcos, teniendo siempre presente además que este tipo de naves "están bien valoradas por los marineros gracias a sus excelentes condiciones de estabilidad, seguridad y navegabilidad", sentencian en Agalcari.

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