Tal día como ayer de 2012 se produjo el conocido como "crimen de Guillán", en el que Santiago Gómez Lorenzo mató a su hermano Alfonso de un disparo de escopeta.

El crimen conmocionó a la parroquia vilagarciana, y fue el fatal broche a unas relaciones entre los dos hermanos que hacía tiempo que eran complejas.

Alfonso Gómez murió desangrado por las heridas que le ocasionó en una pierna el cartucho disparado por la escopeta de caza de su hermano. Éste se defendió en el juicio alegando que Alfonso lo iba a atacar con una navaja, y que él solo disparó para defenderse.

En el juicio celebrado en la Audiencia de Pontevedra, Santiago Gómez fue acusado de homicidio imprudente, y condenado a una pena de 11 meses de cárcel.

Disconformes con la resolución, la familia de la víctima la recurrió y el caso llegó al Tribunal Supremo, que en diciembre del año pasado ordenó repetir el juicio, con nuevo jurado y nuevo magistrado-presidente.

Según los ponentes del Alto Tribunal, en el juicio se podría haber incurrido en una valoración voluntarista y arbitraria, pues consideran poco probable que el acusado no fuese consciente del daño que podía ocasionar con un arma de fuego. También tienen dudas de que el fallecido portase en efecto la navaja.