La infección por VIH tiene tres estadios. El primero es el contagio y la primoinfección. Puede manifestarse como un cuadro gripal, con una diarrea, unos ganglios, adenopatías... Normalmente pasa desapercibido, "casi siempre", según el responsable de la Sección de Enfermedades Infecciosas.

El segundo estadio es el asintomático, que puede durar entre 6 y 10 años. Por último, el tercero es el sintomático, la enfermedad en sí, con fiebre, diarrea, infecciones respiratorias... "Aquí ya podemos hablar de sida, mientras que hasta entonces era infección por VIH", recalca Ricardo Rodríguez. Pasados unos años comienzan las enfermedades graves definitorias de sida, como la neumonía, la candidiasis esofágica, lesiones cerebrales, linfomas, toxoplasma...

El 62 por ciento de los pacientes se diagnostican estando asintomáticos. Otro 20 por ciento tienen síntomas, pero no indicativos de sida. "En un caso variable de un 10 o 12 por ciento, la infección se diagnostica como sida", manifiesta el doctor.

La esperanza y calidad de vida dependen, fundamentalmente, del momento en que se diagnostique la infección, de ahí que desde el CHOP se valore tanto el diagnóstico precoz en personas que todavía están asintomáticas. "Cuando la infección está avanzada, las defensas, los linfocitos CD4, la inmunidad, está muy deteriorada. Cuando más deteriorada, la evolución va a ser peor", advierte Ricardo Rodríguez Real. "Si un paciente no tiene enfermedades definitorias de sida muy graves, su esperanza de vida es la de la población general. Puede llevar una vida rigurosamente normal", añade.

Uno de los objetivos de la Consellería de Sanidade es, de cara al diagnóstico, localizar los grupos de riesgo. "Los médicos de Atención Primario tienen que tener unos signos de alerta para detectarlos en la población en general. También hay que localizar a los pacientes puente, que son aquellos que están entre los grupos de riesgo y tienen contacto con la población general", explica.