Los hospitales comarcales se encuentran en un momento crítico con la remodelación que plantea la administración autonómica tras derogar las áreas sanitarias vigentes desde 1998 y crear distritos dependientes, en el caso de O Salnés con Pontevedra.

La Plataforma en Defensa da Sanidade Pública entiende que es una vuelta de tuerca a las vigentes y denostadas Eoxi (Estructura de Organización e Xestión Integrada) que ya ha provocado un deterioro de los servicios por la estricta dependencia del centro arousano que se imprimió en su aplicación.

Tanto es así que el Hospital do Salnés ha pasado de ser un centro de referencia en muchos servicios (Neurología, Pediatría -centro Amigo de los Niños de Unicef-, Obstetricia...) a ofrecer una atención básica en Medicina Interna, Traumatología o Cirugía o Pediatría, sin olvidar el Servicio de Urgencias que mantiene su nivel por el sacrificio de su equipo.

Lo decía recientemente el alcalde de Vilagarcía Alberto Varela al calificar la nueva estrategia del gobierno autonómico como el sistema de transformar el hospital en poco más que "un ambulatorio".

No todo está hecho pues la propuesta es todavía un anteproyecto de ley susceptible de cambios antes de su aprobación definitiva. De ahí que la Plataforma pola Sanidade mueva ficha y espera una gran movilización ciudadana el próximo 29 de septiembre en Vilagarcía. Dos días antes está convocada en Valdeorras y asimismo está previsto en las demás áreas sanitarias afectadas por la conversión (Verín, Barbanza y Hospital da Costa en Lugo).

Y es que una vez que sea aprobada la norma los centros comarcales quedarán sin su autonomía y pasarán a depender exclusivamente de su centro de referencia y que a partir de ese momento "planificará en función de los recursos disponibles en vez de fijarse en las necesidades asistenciales de la población", explica uno de los profesionales consultados.

Ello significa que la forma de actuar en el Hospital Comarcal va a ser diametralmente diferente y opuesta a las pretensiones, agravando las carencias actuales pues dependerá del gerente del área sanitaria de Pontevedra, que en este caso, será quien determine el reparto de los recursos disponibles, tanto materiales como de personal.

A los profesionales no les convence el modelo pues hasta abre la posilidad de traslados disciplinarios camuflados. "En el caso de Pontevedra que envíen a un profesional a O Salnés es soportable pero si la situación se extrapola a Ourense les hará muy poca gracia que les destinen al de Valdeorras, a cien kilómetros de distancia", ejemplifica un responsable sindical.

Ese recelo, obviamente, repercutirá en la atención que se presta por unos profesionales abocados a un mayor estrés laboral aunque solo sea porque un traslado les supone, como mínimo, el tiempo del viaje a sus domicilios.

Pero a ello hay que añadir el temor a una reducción de recursos progresiva, pues serán los grandes hospitales los que concentren la actividad principal y por tanto donde el profesional se encuentre cómodo en su carrera.

Que le destinen a uno Comarcal frustrará sus expectativas ya que tendrá que limitarse a poco más que la actividad de consulta, sin casi oportunidad de practicar pruebas imprescindibles para ciertos diagnósticos o tratamientos.

Esa falta de medios también influirá en decisiones de responsabilidad a la hora de decidir si el centro comarcal está capacitado para atender dolencias que resulten complejas, relacionadas con insuficiencias cardíacas, infecciones respiratorias o problemas hepáticos, por poner algún ejemplo.

También el propio paciente se verá abocado a una elección que en absoluto beneficiará al centro comarcal, pues consciente de que recibirá una mejor atención en Pontevedra o Santiago no dudará en la opción última.

La situación ya se ha constatado pues este mismo modelo ha provocado la deriva de los ambulatorios. Baste recordar los numerosos llamamientos de las autoridades sanitarias para que los enfermos acudiesen a sus centros de salud de referencia para no saturar las urgencias hospitalarias. Eso sí sin comprometer inversiones imprescindibles para que en dichos centros haya los medios adecuados, como análisis, placas o un simple mapa cardíaco o ecocardiografo. Sin olvidar cuestiones de insalubridad como las altas temperaturas del ambulatorio de San Roque, nunca corregidas.

Y es que los profesionales sanitarios son conscientes de que la Atención Primaria es la principal damnificada del sistema, si bien el propósito parece ser actuar también en el segundo escalón.

La Plataforma se reúne mañana en el Auditorio de Vilagarcía.