La depuradora de aguas residuales de O Facho, en Castrelo, ha dado más de un quebradero de cabeza al Ayuntamiento de Cambados. Por ello, la administración local ha decidido tomar la iniciativa para evitar nuevos vertidos, y realizará controles periódicos, tanto del agua que sale de la planta como de la que se encuentra en la conexión de las industrias conectadas a la red. Estos controles son independientes de los que realiza también cada cierto tiempo la empresa concesionaria del servicio de saneamiento, y su objetivo es disuadir a los infractores de que viertan sus residuos sin depurar.

El primer teniente de alcalde de Cambados, Víctor Caamaño, recuerda que el Concello hizo este verano un esfuerzo para poner a punto la depuradora -se hizo una exhaustiva limpieza de lodos, pese a que en teoría estas plantas no los producen- y se gastaron casi 10.000 euros en el cambio de aparatos. "Gracias a estos controles estrictos ahora tenemos una tregua". Mientras, el municipio está a la espera de que la Xunta de Galicia conteste a su petición de cerrar esta depuradora, ya que se construyó hace más de una década en terrenos de Costas y dentro de la Red Natura sin los permisos necesarios.