Centenares de vecinos abarrotaron un año más las calles de Carril para deleitarse con la tradicional Farsa de las Espadas en honor al Apóstol Santiago.

Eran poco más de las 19.20 horas y la figura del Apóstol salió a hombros por la puerta de la parroquia de Santiago de Carril bajo el Himno de Galicia y ante una multitud de personas que se apiñaban en la pequeña plaza situada enfrente de la iglesia.

Tras el himno entonado por la Banda de Música de Vilagarcía, el grupo formado por 38 danzarines sujetaron las tres cuerdas de las que se compone la danza y, liderados por Gregorio Bouzas, empezaron a rendir su particular tributo al Apóstol Santiago. Después de una primera danza y ya con las armas sobre el suelo, el párroco José Antonio Mosquera dio sus tradicionales pasos ante la ovación de los allí presentes. Una vez finalizado este primer pase, se inició la procesión con los cabezudos y gigantes al frente, seguidos por los danzantes, la banda de música y un centenar de personas que acompañaron la imagen por las calles de Carril.

Los asistentes a la procesión tuvieron que luchar contra los casi 30 grados que marcaban los termómetros a esa hora de la tarde, por lo que la celebración de este año, además de los trajes blancos, fajines rojos y boinas trajeron consigo las gafas de sol, los sombreros y abanicos.

La procesión cruzó la avenida de Rosalía de Castro para pasar por la Praza da Liberdade, donde se amontonaban decenas de espectadores a la espera de continuar el camino hacia la Alameda carrilexa. Entre los allí presentes destacaban decenas de turistas y gallegos de otras localidades sorprendidos ante este baile ancestral. "Vengo especialmente para ver la farsa, me dijeron que era espectacular y así está siendo" asegura Pilar Fernández, una santiaguesa que optó por la fiesta carrilexa en lugar de la celebración en la capital gallega.

Sin embargo, no solo algunos turistas se estrenaron en la farsa de las espadas, también algunos bailarines participaron por primera vez en esta tradición. "Los ensayos fueron muy pocos así que espero dar la talla y estar a la altura de mis compañeros que, a pesar de que algunos son muy jóvenes, tienen años de experiencia", sostiene María Rodriguez minutos antes de comenzar la danza.

Renovación de costumbre

La tradición es tradición porque perdura en el tiempo y se trasmite de generación en generación. Un ejemplo de ello es Juan Antonio Abad, quien lleva "más de 40 años participando en este baile" ancestral o Sara Mosteiro que, a pesar de tener tan solo 13 años lleva casi la mitad de su vida participando en la farsa. "Empecé con 7 años porque es el baile de mi pueblo y quiero continuar la tradición familiar"indica la joven carrilexa.

Sin embargo, hasta un baile con casi cuatro siglos de tradición es susceptible de renovación y adaptación a los nuevos tiempos. Prueba de ello son la veintena de mujeres y la casi decena de niños que participaron en una danza tradicionalmente reservada a los hombres.

"Cada año tenemos a más niños participando, lo que es muy bueno para continuar la tradición pero más difícil a la hora de conseguir una perfecta coordinación" subraya Gregorio Bouzas, quien dirige por tercer año consecutivo el baile tras relevar de su puesto a José Manuel Longa y quien espera continuar haciéndolo "hasta que me aguante el cuerpo o me echen del pueblo" , mantiene.