Meaño acoge hoy la tercera jornada del "Encontro co Viño de Autor", que espera sea una de las jornadas de mayor afluencia a la carpa, con picos sobre todo a las horas centrales del día y primeras de la noche. La tanda de eliminatorias del "Campionato de fondar barriles", que exige a los competidores maña y precisión con el mazo para apretar los aros que fijan la tapa a los toneles de madera, junto con la música del grupo Azabache, serán referentes para la atracción de un público que hasta la noche de ayer no comenzaba a asomar con cierta afluencia.

Los que quieran degustar los albariños artesanos además de un tinto portugués del Duero, disponen de tiempo hasta el martes en que se clausura la feria, pudiendo acompañar el vino con un elenco de tapas desde el puesto de cocina que incluye este año como novedad un arroz de marisco.

140.000 litros

Colocar cada cosecha en el mercado es el pan con el que cada año tienen que lidiar las pequeñas bodegas de autor, alejadas del marketing, la publicidad y de los grandes distribuidores que copan las firmas de referencia en la Denominación de Origen. Pero el albariño también es suyo, y se cuece lento en cada bodega artesana, tirando de la sabiduría y tradición de una esencia familiar de generaciones, sazonada ahora con la técnica y los consejos del enólogo de cabecera.

"Es una tarea ardua -admite el presidente de la organización Francisco Dovalo-, hay que gastar mucha suela para vender cada cual su cosecha". Y es que entre las once bodegas que integran la Asociación Rías Baixas suman un total de 140.000 litros. Distribuirlo no es fácil.

La restauración y Galicia siguen siendo los destinos preferentes de estos caldos artesanos. Carmen Carril (albariño Rozas, en Dena)apunta que es su marido "el que hace kilómetros para arriba y para abajo para colocar el vino en el mercado. Cultivamos dos hectáreas de viñedo, con cuya uva elaboramos unas 20.000 botellas, y buena parte de ellas se van para restaurantes coruñeses". La restauración es también el recurso de Fernando Meis ("O Forrollo") "que en mi caso complemento con la venta directa en bodega, por cuanto suelo recibir a grupos organizados a través de excursiones que quieren conocer de primera mano la elaboración del vino".

Irrupción en el exterior

Pero otros apuntan de lleno al mercado exterior. El que más, Eulogio Gondar (Lagar de Candes, Meaño) que vende, ahí es nada, el 70 por cien de sus 30.000 botellas en la exportación. "Siempre nos hemos movido mucho a través de Internet -explica-, pero a inicios de 2016 llegamos a un acuerdo con un comercial barcelonés, especializado en el mercado exterior, y a través de él nuestros tres vinos están llegando a Alemania, Austria, Inglaterra, Bélgica y Estados Unidos". "Es una inversión también para nosotros, pero es un espaldarazo tremendo que está garantizando que nuestra cosecha se esté vendiendo completamente, incluso estos días salieron 100 cajas para Inglaterra".

Algunos otros apuntan también al exterior. José Pintos (Lagar de Broullón, en Xil), que vende buenas partidas en Roquetas de Mar, negocia estos días con un turoperador. "Estamos barajando la posibilidad de colocar nuestro vino a través de esta firma en Australia, un país en el que tiene el distribuidor tiene varios contactos y que, de cristalizar, supondría un empujón para nuestra cosecha".

Otros tratan de imitar a las grandes firmas y diversificar su oferta, elaborando, pese a la pequeña producción, dos y hasta tres marcas para amoldarse a las exigencias de cada sector social. Otros, como Fernando Meis, se muestran más cautos: "No aspiro a más ni a abrir mercados, me limito a poco más de mis 5.000 litros".