El servicio de Urgencias del Hospital do Salnés recibe cada año a unos 250 pacientes que han sufrido un ictus, o lo que es lo mismo, a más de 20 cada mes. Una escalofriante estadística dado que el accidente cerebrovascular es una de las enfermedades más graves y emocionalmente dolorosas que pueden sufrir una persona y su familia. Pero no siempre 'ictus' ha de ser sinónimo de tragedia.

Desde hace seis años el tratamiento de este tipo de accidentes ha mejorado ostensiblemente en O Salnés, y se estima que desde 2011 unas 120 personas de O Salnés y Barbanza fueron tratadas con éxito con la administración temprana de un medicamento que deshace el trombo sanguíneo que ha originado los llamados "ictus isquémicos agudos".

Esto es posible gracias al Teleictus, que conecta vía telefónica y por internet a los médicos de O Salnés con neurólogos vasculares que se encuentran en Santiago, A Coruña o Vigo. Gracias a la "telemedicina", los pacientes pueden recibir el tratamiento ya en Vilagarcía y ganar unos minutos que en el caso de los accidentes cerebrovasculares son oro. En el pasado, no les quedaba más remedio que subirse a una ambulancia y rezar para llegar a tiempo, pues la fibrinolisis solo se puede administrar si es antes de las cuatro horas y media desde la aparición de los síntomas.

Antes de 2011, la práctica totalidad de esos pacientes hubiesen quedado con graves secuelas, como perder el habla o terminar en una silla de ruedas. No obstante, gracias al Teleictus (activado por primera vez en Galicia en un paciente en mayo de 2011 en el servicio de Urgencias del Hospital do Salnés), muchos de ellos han logrado salir adelante prácticamente sin limitación alguna en su vida diaria.

El ictus es un accidente cerebrovascular que se produce por el taponamiento de una arteria con un trombo sanguíneo (el 80 por ciento de los casos) o una hemorragia cerebral (el 20 restante). En el caso de los primeros, un 10 por ciento de ellos, aproximadamente, pueden beneficiarse de la aplicación de un tratamiento intravenoso que rompe el coágulo, lo que permite restablecer el torrente sanguíneo en la totalidad del cerebro. El resultado es que las secuelas y el índice de mortalidad es mucho menor.

No hay estadísticas oficiales, pero se estima que en el servicio de Urgencias del Hospital do Salnés atienden a unas 250 personas al año con infarto o hemorragia cerebral. En 2011, siete pacientes de O Salnés y Barbanza recibieron el tratamiento fibrinolítico temprano. Al año siguiente ya fueron 17, y en 2015 llegaron a 26. La cifra va en aumento, y de hecho entre junio de 2016 y junio de este año se le administró el medicamento a 23 personas, solo en O Salnés.

En los dos hospitales de la ría de Arousa el tiempo medio de administración de la fibrinolisis es de entre 35 y 40 minutos desde la entrada del paciente por la puerta. Una media que incluso es unos 10 minutos más baja que en hospitales de grandes ciudades. Entre los pioneros de este servicio estuvo el Hospital do Salnés.

Ya se hacía con los coronarios

El tratamiento fibrinolítico temprano empezó a aplicarse en Galicia de forma habitual en casos de ictus hace apenas una década. Pero al principio solo se hacía en los hospitales de las grandes ciudades, sobre todo en el de Santiago. Hasta que un grupo de médicos de Urgencias de centros comarcales y de neurólogos y especialistas en ictus de toda Galicia decidieron revertir esa situación. Entre esos pioneros del Teleictus se encontraban el coordinador de Urgencias del Hospital do Salnés, Manuel "Tato" Vázquez, y dos eminencias del Complejo Hospitalario de Santiago, José Castillo y Miguel Blanco. "No inventamos nada, en O Salnés ya estábamos haciendo algo similar en los casos de infarto agudo de miocardio".

El grupo empezó a trabajar en el proyecto en abril de 2009, con la intención de exportar a los pequeños hospitales comarcales el sistema de administración temprana del fibrinolítico endovenoso. Así fue como a los dos años nació el Teleictus precisamente en el Hospital do Salnés.

El sistema consistía en un sistema con videocámara y una aplicación informática compartida, de modo que cuando entraba un paciente con ictus en el centro arousano, toda la información era compartida en tiempo real con el neurólogo de guardia del hospital de Santiago. Éste tenía acceso a las analíticas de sangre o las imágenes del TAC del paciente al mismo tiempo que los médicos de O Salnés, y podía verlo a través de la "webcam", con lo que en muchos casos se le administraba el medicamento allí mismo.

"Tato" Vázquez explica que "había experiencias previas de telemedicina con excelentes resultados en otras zonas de Europa, como la Baviera, en Alemania", y apunta que el sistema empezó a salvar vidas casi desde el primer momento. "Antes de 2009 el paciente casi nunca llegaba a tiempo de que le administrasen el tratamiento, puesto que no se puede dar si han pasado más de cuatro horas y media desde la aparición de los síntomas. Y estamos hablando de O Salnés. Si pensamos en un paciente de Monforte o Verín, era sencillamente imposible que llegase a tiempo. En aquella época solo podían acceder al tratamiento quienes residían en las grandes ciudades". Cuatro meses después, el Teleictus se implantaría también en Barbanza.

Segunda revolución

Los padres del Teleictus siguieron trabajando, y tras muchas reuniones con la Consellería de Sanidade y el 061, en junio de hace un año presentaron en Santiago un paso más evolucionado aún en la atención de esta grave patología: el Código Ictus. Lo que se ha hecho es implicar al 061 en el protocolo, de modo que además de enviar una ambulancia al paciente, avisa al hospital de la llegada inminente de un posible infartado cerebral.

Además, con el Código Ictus se han homogeneizado los protocolos de trabajo en todos los centros sanitarios y se crearon unos servicios denominados CAI, en los que siempre hay operativo un neurólogo vascular. Es él, junto a los médicos comarcales, quien decide la aplicación o no del tratamiento fibrinolítico por vena.

Porque no siempre es posible administrarlo. Hay casos en que está contraindicado por su elevado riesgo de hemorragia, como cuando el paciente toma anticoagulantes orales, como el Sintrom; sufre alguna dolencia hepática, un cáncer diseminado o demencia; o han pasado ya más de 4 horas y media de la aparición de los síntomas.

Aspectos a mejorar

Para que el Código Ictus cumpla bien su función necesita también de la colaboración activa de quienes están sufriendo la enfermedad o de su entorno. Antes del Código Ictus, los gallegos tardaban una media de dos horas y media en avisar al 061. Un tiempo excesivo.

Vázquez considera que también están pendientes de mejorar algunos aspectos como la creación de un servicio de ambulancias específico para los ictus (como ya las hay para los infartados de corazón), un registro estadístico actualizado, y la constitución del grupo de coordinación del Código, que debe revisar los protocolos y la buena marcha del plan.