Todavía sin el protocolo de control activado, el calor ha provocado los primeros problemas en el islote Areoso, en A Illa de Arousa, ya que el fin de semana del 17 y 18 de junio, este frágil ecosistema sufrió una invasión de embarcaciones y de turistas que nadie fue capaz de frenar. Muchas de esas embarcaciones no respetaron las normas que, desde hace varios años, rigen para aproximarse al islote, varando directamente en la playa con el riesgo que eso supone para la pervivencia de este espacio dunar.

Ante el adelanto experimentado por el verano y viendo que las normas del pasado año no se están respetando, la Cofradía de A Illa comenzó la pasada semana a instalar las boyas perimetrales, que impiden el acceso de embarcaciones a motor a menos de 100 metros del arenal bajo riesgo de ser sancionados por la Guardia Civil de Mar, un trabajo que ya se ha finalizado.

El pósito se ha encontrado en los últimos días con daños provocados en los cabos de enganche de las boyas, lo que ha dificultado esta instalación, como reconoce el patrón mayor de A Illa, Juan José Rial Millán. El responsable del pósito reconoce que "nos hemos apresurado a instalar las boyas porque lo ocurrido el pasado fin de semana fue un auténtico caos, ya que muchas de las embarcaciones que se acercaron al islote Areoso no respetaron absolutamente nada, sin darse cuenta del daño que hacen a este espacio natural y a los bancos marisqueros que les rodean".

Las boyas marcarán un perímetro próximo a los 100 metros de distancia en torno a la duna del islote, y no podrán ser sobrepasadas por lanchas a motor para evitar daños en los bancos marisqueros.

Cofradía y Concello llevan años implicados en la preservación de este espacio, que ha demostrado ser sumamente frágil. De hecho, el islote prácticamente se rompe en dos cuando se registran mareas vivas, que atraviesan de un lado a otro del istmo central. Además, la duna ha experimentado un importante retroceso en los últimos años, pese a la instalación de vallas para evitar el paso de las personas y garantizar la zona de nidificación de las aves.

Al valor natural y medioambiental que posee Areoso hay que sumar el arqueológico. La arena del islote esconde muchos restos del Neolítico que están todavía por estudiar. Muchas de las cuales ya han desaparecido, precisamente, por el efecto de las mareas sobre el istmo, donde se concentran la mayor parte de los restos hallados hasta este momento. El colectivo Pandulleiros de A Illa lleva años reclamando una actuación integral sobre el islote, además de solicitar a la administración que restrinja el acceso para frenar el daño que se le está causando a este espacio, aunque sus reclamaciones solo han encontrado pequeños pasos.

Uno de esos pasos va a desarrollar su segunda fase en el próximo mes de julio, cuando arqueólogos de la Xunta comiencen a excavar en la mámoa 4 de Areoso. El pasado año ya estuvieron realizando diferentes catas, pero este verano está previsto que se acometa una intervención importante para analizar un monumento megalítico que fue descubierto por el mar y que el propio mar amenaza con hacer desaparecer, como ocurrió con la mámoa 5. La mámoa 4 resiste gracias a que Patrimonio y Costas decidieron instalar un muro de contención para protegerla, lo que ha paliado, en parte, la presión de las mareas.

Además de esta intervención en la mámoa 4, en los últimos años también se ha realizado un estudio del CSIC y de la Universidad de Durnham sobre la situación de yacimientos en el litoral, como es el caso de Areoso. Ese estudio alertó del peligro que la erosión está provocando en la que muchos conocen como "A Illa dos Mortos", por la gran acumulación de monumentos megalíticos en tan poco espacio.