"Para curarse hay que tener fe", explica Consuelo Santiso, una vilagarciana que lleva toda la vida acudiendo a honrar a Santa Rita. Su madre la ofreció a la santa cuando tenía siete años porque tenía una mancha en el pulmón, "estuve quince meses echando sangre por la boca, pero me puso debajo de la santa y curé", aseguraba esta mujer de 73 años, que cree que la fe hace milagros. Desde aquel momento no falta ningún año a su cita con la santa. Ella es solo uno de los casos de los cientos de personas que esperan pacientes para ver a la santa.

Una gran parte de las personas que hacen cola para rezar a la imagen de Santa Rita son mayores, "cada vez viene menos gente joven", comentaba una de las rosquilleiras. Luis Rodríguez es una de esas excepciones. Con 38 años, sus problemas de salud le impiden trabajar, y viene a honrar a Santa Rita buscando un milagro, lleva viniendo muchos años, asegura. Cree que nunca hay que perder la fe, "que en estos casos es lo único que te queda", explica este vecino mientras espera su turno para ver a la santa.