El Ayuntamiento de Ribadumia y los cosecheros están estos días inmersos en una vorágine de trabajo. La fiesta empieza el 2 de junio (viernes), aunque el jueves por la noche habrá un aperitivo en forma de concierto. Para entonces tiene que estar todo encarrilado.

Estos días se están llevando a cabo las precatas, tanto de los vinos presentados al concurso de Barrantes como a los de las variedades autóctonas. Y está previsto que hacia finales de la semana próxima se reúnan el Concello y los 15 cosecheros que van a ocupar la carpa central de la fiesta para cerrar los últimos flecos organizativos.

Uno de los asuntos que están sobre la mesa es el del precio del vino. La concejala de Eventos, Mar Moimenta, explica que algunos cosecheros han planteado la posibilidad de subir algo el precio con respecto al año pasado, puesto que la vendimia de 2016 fue más floja que la de 2015, y, por lo tanto, hicieron bastante menos vino. Por el momento fue solo una sugerencia, y será en esa próxima reunión cuando se tome una decisión al respecto. El año pasado, la botella se vendía en la carpa a 4 euros, y la taza, a 1,50.

El descenso en la cosecha también se reflejó en el número de vinos a concurso, pues se presentaron unos 140, frente a los 200 de otros años.