Hace ocho años, la vida de Bernardo Charlín, un vecino de Vilanova, sufrió un duro golpe, un accidente cuando trabajaba en una batea le dejó sin una pierna. Pese a ello, el hombre ha buscado la fórmula de salir adelante con la realización de diferentes cursos de formación y sometiéndose, cada dos años, a un reconocimiento médico para que Política Social le prorrogue su situación de discapacitado. Sin embargo, el pasado mes de abril le surgió la posibilidad de trabajar en una organización de discapacitados, una oportunidad que el vilanovés no quiso desaprovechar, por lo que dejó su formación en el Obradoiro de Emprego de Vilanova, en el que estaba trabajando en esos momentos.

Sin embargo, cuando se presentó al puesto de trabajo se encontró con que la documentación que necesitaba estaba caducada. "He tratado de que la Xunta me reconozca el 33% de incapacidad lo antes posible, pero me aseguran que antes del mes de julio no va a ser posible, por lo que voy a perder los dos trabajos en los que estaba", explica Bernanrdo Charlín.

El vilanovés no entiende como debe someterse a estos controles cada dos años cuando "es evidente que me falta una pierna yt tengo otros problemas importantes, pero la lentitud de la burocracia me va a dejar sin las posibilidades de disponer de un puesto de trabajo que necesito para poder sobrevivir". Charlín no entiende todas las trabas con las que se encuentra .