Musealizada desde el 25 de mayo de 2002, cuando el actual presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, la inauguró como casa museo dedicada a Valle-Inclán, el pazo de O Cuadrante se ha convertido en una cita obligada para el turismo cultural por la comarca de O Salnés. El pazo se encuentra enclavado en pleno corazón del casco viejo de Vilanova de Arousa y es monumento histórico-artístico de carácter nacional desde 1976, guardando en su interior una parte importante de la biografía del escritor vilanovés.

Todos esos secretos que guarda han sido recogidos en una guía editada entre Vilanova y A Pobra, donde se describe, de forma pormenorizada, una edificación que jugó un papel muy importante en la vida del escritor. Esa guía cuenta como el pazo fue pasto de las llamas en 1994, un incendio que destruyó por completo el interior, antes de que, en 1996, el Concello de Vilanova lo adquiriese para poner en marcha su proyecto de musealización, que obligó a adquirir muchos de los tesoros que esconde en su interior en diferentes anticuarios, un trabajo minucioso y lento que permitió dar vida a lo que es hoy la casa museo del escritor.

La vivienda es un edificio de arquitectura tradicional, de tipología "paciega" o de "casa grande urbana", construido en granito y que luce en la entrada el escudo familiar, con blasones de los Peña, Valle y Patiño. Su planta es en forma de "L" y consta de dos alturas. La planta baja, de 234 metros cuadrados, está destinada a recepción, dependencias administrativas y sala de exposiciones. En ella, a través de diferentes paneles y vitrinas, se presenta, de forma divulgativa, el origen de la familia Valle-Inclán, desde su formación en Vilanova de Arousa en torno al siglo XVIII hasta la aparición fulgurante del escritor. También se incluyen diferentes ediciones de las obras escritas por el autor, estatuas con su figura y fondos documentales.

En la primera planta, el pazo alberga una recreación de una vivienda del siglo XIX, cuando nació y vivió Valle en Vilanova. A ella se accede a través de un patín en la fachada principal o a través de unas escaleras con prolongación del tejado y balaústres sencillos de madera, apoyados en unas columnas redondeadas de piedra que dan, también, acceso al jardín del pazo.

En el interior de la vivienda, una de las estancias más destacables, es el salón que, señala la guía, se utilizaba fundamentalmente para la recepción de visitas y la celebración de algún evento destacado, por eso es donde se encuentran los muebles más destacados. En ese lugar era donde tenían lugar los "parladoiros" de invierno que le sirvieron de inspiración a Valle-Inclán en varias de sus obras, como es el caso de "Jardín Umbrío".

Entre los lugares privados destacan los cuartos, donde también había espacio para la espiritualidad y la oración, lo que permite encontrarse con una variedad de crucifijos en talla, pinturas de exvotos y retratos devocionales datados todos ellos del siglo XIX. En el interior de los mismos también se pueden encontrar objetos para el aseo diario, e incluso, un retrete portátil.

Otro de los espacios de referencia es el despacho, donde se recrea un ámbito a medio camino de los usos propios de los negocios y del estudio, muy habitual en el mundo isabelino. En ese lugar se puede apreciar un juego de escribanía, un tintero, la cámara de aire y una notable colección de pipas de tabaco. También existe una caja de caudales para la custodia de rentas y títulos de la casa.

El comedor y la cocina completan la recreación del interior de la vivienda. Esta última es la parte más original de la vivienda, ya que conserva la "lareira", coronada por una campana que remata en chimenea de cantería con un sistema interno de drenaje que evita la entrada de agua en los días lluviosos. En ese lugar fue donde el escritor escuchó muchas de las historias que le contaba su abuela y que después le servirían de inspiración en sus obras. En esa estancia también se encuentra un lavadero dispuesto debajo de una ventana.

Por último, el jardín es uno de los grandes atractivos del pazo, ya que cuenta con ejemplares centenarios, como un enorme magnolio alrededor del cual crecen varias camelias.

La visita a las instalaciones tiene un coste de tres euros para los adultos, aunque se realizan descuentos a menores y grupos.