El compostaje, en lo que se refiere a proceso y utilidades, se convirtió ayer en motivo de demostración por parte del Concello de Vilagarcía. El edil de Medio Ambiente, Lino Mouriño, quiso realizar una muestra pública del funcionamiento de uno de los dos composteros instalados en el barrio de O Piñeiriño para aclarar cualquier posible duda a los vecinos sobre posibles perjuicios que pueda ocasionar este reciclaje orgánico.

Acompañado de la experta compostera Eva Villar, de la empresa Revitaliza, Mouriño demostró que el residuo con el que inicia la transformación en abono no da origen a ningún olor desagradable. El primero de los tres depósitos sobre el que se vierten los restos de comidas, estiércol o papel, permanece cerrado cuando se llena por completo durante dos semanas en un contenedor con capacidad para un metro cúbico. Es el tiempo que tienen los microorganismos para actuar sobre una masa convenientemente cubierta con estructurante, que en el caso de Vilagarcía son restos triturados de la poda que se realiza en parques y jardines.

Eva Villar apuntó al respecto que en la primera fase del proceso de compostaje, la masa creada alcanza unas temperaturas que pueden alcanzar los 60º grados centígrados. Ello provoca una deshidratación del contenido del depósito, que unido a la acción de los microorganismos, como bacterias y hongos mesófilos, ayuda a crear una masa que pasa a un siguiente contenedor. De esa forma el contenedor inicial vuelve a quedar liberado para que los vecinos puedan seguir vertiendo sus residuos orgánicos.

Acerca del volumen de residuo que completa el proceso para convertirse en abono, la maestra compostera apuntó que "se aprovecha menos del 30%. Entre la evaporación y la acción de los microorganismos el peso se reduce".

A excepción de los cáscaras de huevo y alguna concha como las de mejillón, todo el alimento ya se ha biodegradado en el paso al segundo contenedor. Villar señaló al respecto que "las temperaturas bajan ya a 40 grados y conviene remover el contenido e incluso regar para que siga fermentado dos semanas más".

En la demostración realizada también se mostraba como se airea todo lo acumulado. El oxigenamiento de la masa también forma parte del proceso que, quince días después, inicia la fase de maduración.

Lino Mouriño explicó que en los depósitos instalados por el Concello, esa parte final hasta la consecución del compost, "requiere de unos tres meses. En los composteros particulares de cada casa, esa parte final puede llevar hasta ocho o nueve meses. Luego el resultado está a disposición de los vecinos que lo necesiten".

Una vez que se completa la maduración se procede a la criba que supone que, mediante un tamiz, se separe el abono generado de la madera que acompaña todo el proceso ejerciendo además de aislante en cuanto a olores y aparición de mosquitos en los composteros.

Por otro lado, el edil de Medio Ambiente no desaprovechó la oportunidad para agradecer al vecindario de O Piñeiriño la implicación que están mostrando en materia de compostaje.

"Se han apuntado cerca de 140 personas, pero lo cierto es que la participación es mucho mayor y estimamos que cerca de 300 personas están utilizando los composteros". Incluso un vecino de la zona aprovechó la demostración para señalar que "no entiendo como la gente se puede quejar del olor, si no huele. Huelen bastante peor los contenedores de basura y nadie se queja".