El viejo barco con forma de botella de albariño con el que un aventurero lucense pretendía surcar los mares, y que desde hacía décadas dormitaba junto al depósito de agua comarcal en Vilanova, ha sido despertado de su letargo por una pareja de emprendedores afincados en Fofán (Meis), un barrio de Armenteira que linda con la localidad meañesa de Cobas. La pareja ha asumido los costes de un laborioso traslado de la peculiar embarcación hasta la era de su casa con el objeto de remodelarlo y convertirlo en un emblema de su proyecto de turismo rural y ecológico "Made in Fofán". Desde la tarde de ayer la embarcación luce ya, pues, en la nueva ubicación, pendiente ahora de las labores de recuperación y mejora que para ella pretenden los promotores de la iniciativa.

"Conocimos de esta botella-barco -explica la promotora del traslado- a raíz de bucear en cierta ocasión por páginas de prensa de hace décadas en Internet. Fue así como supimos de su estado de abandono junto al depósito de agua comarcal en Vilanova y nos dirigimos a la Mancomunidade do Salnés para solicitarla". "Dado que se trataba de un embarcación abandonada -continúa-, que nadie reclamaba y que estaba ocupando un espacio nos dijeron que podíamos llevárnosla si éramos capaces de acometer su traslado, lo cual no fue tarea fácil".

Más de dos meses empleó esta pareja de emprendedores en dar con una empresa capaz de acometer la labor de transporte de la peculiar embarcación de unos 20 metros de eslora y, ahí es nada, 7 toneladas de peso. "La primera empresa de grúas y transporte a la que nos dirigimos, cuando vieron la botella, renunciaron porque no podían trasladar más de cinco toneladas, por lo que tuvimos que recurrir a una empresa dedicada a transportes especiales que nos cobró una buena salsa? ni se puede decir", confiesa esta grovense afincada en Fofán. Y llegar con ella hasta esta casa de Fofán a través de una carretera sinuosa y estrecha en exceso para tamaño porte resultó una labor árdua.

Ahora queda la segunda parte del proyecto que es remodelarla y rehabilitarla de tal forma que la vieja botella-barco, pintada en un gris que el paso del tiempo ha ido erosionando, adquiera el colorido de una botella de albariño al uso. Para ello los promotores de esta iniciativa recurrirán a los servicios de una pintora coruñesa, Paula Fraile, experta en pintura de murales que durante una semana trabajará para renovar la botella que pretende se convierta "en todo un emblema para Fofán y su entorno". "Nuestra idea -explican sus promotores- es transformar su interior en una sala de cata y degustación de vinos, además de que la botella en sí sea un lugar idóneo para un photocall de todos aquellos que se acerquen por el barrio".

Hace 14 años esta pareja apostó por emprender un proyecto de alojamiento rural y se decantó por una vieja vivienda de Fofán, con una pequeña era, que adquirieron y en cuyo proyecto de remodelación están volcados. Su apuesta por el entorno ecológico los llevó a criar animales de granja o a plantar un jardín de hierbas aromáticas.