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Las bodas de oro de los bachilleres del Calvo Sotelo

Tras una exhaustiva búsqueda, Manuel Porto logra reunir en Vilagarcía a su promoción académica del 1965-66

Los excompañeros de clase, hoy jubilados, quedaron en la plaza de España antes de ir a comer. // I. Abella

Fueron necesarias más de 400 llamadas de teléfono para poder localizar a los que fueron sus compañeros de clase hace más de treinta años. Pese a las adversidades, el vilagarciano Manuel Porto no se rindió y tras una exhaustiva búsqueda consiguió reunir en octubre de 2003 a su promoción del Bachiller Superior Laboral del antiguo instituto Calvo Sotelo (actualmente IES Castro Alobre). Los exalumnos, graduados en el curso 1965-1966 y llegados de distintos municipios gallegos y también de otras comunidades autónomas, se reencontraron tras casi medio siglo sin verse. A algunos incluso les costó identificar a algún compañero, pues los años no pasan en balde para nadie.

Después de esa fructífera experiencia hace más de trece años, Manuel Porto se quedó con ganas de repetir y volvió a ponerse manos a la obra para localizar de nuevo a sus excompañeros con motivo de las bodas de oro de la promoción. Esta vez la tarea fue algo más sencilla. Así, una veintena de exbachilleres, hoy en día todos jubilados, pasaron juntos el día de ayer en Vilagarcía, donde disfrutaron de una comida y toda una jornada para compartir vivencias.

Algunos exalumnos siguen viviendo en la ciudad vilagarciana, pero otros hicieron vida lejos de la comarca de Arousa, como por ejemplo en Ferrol, A Coruña, Cee, Tui, Vigo, y también fuera de Galicia, como Málaga, Zaragoza o Lanzarote. No obstante en esta ocasión los bachilleres que viven más lejos no pudieron venir.

Siete cursos y dos reválidas

Todos los participantes de este segundo reencuentro son hombres, pues en la década de los sesenta, en pleno franquismo, todavía no existían las aulas mixtas. "Cuando yo estudiaba, el bachiller eran siete años. En quinto teníamos una reválida y en séptimo otra, y ya podías acceder a cualquier carrera universitaria", relata Manuel Porto, el artífice de estas bodas de oro de los bachilleres laborales del Calvo Sotelo.

La inmensa mayoría de los exalumnos estudiaron en la Universidad para después ejercer como arquitectos, aparejadores, ingenieros, maestros o policías, entre otras profesiones.

Después de décadas trabajando, actualmente ya están todos retirados, con tiempo -y la mayoría también con salud- para poder desplazarse y recordar viejos tiempos con los amigos de la adolescencia.

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