La basura vuelve a acumularse sobre la emblemática playa de A Lanzada, su cordón dunar y diversos puntos del istmo de O Grove. La situación se hace especialmente evidente tras el pasado fin semana, cuando el buen tiempo reinante propició una masiva afluencia de ciudadanos al entorno, algunos de los cuales dejaron a su paso la incívica huella que suponen esos desperdicios desperdigados.

Además de la acción humana directa, es decir, la propiciada por aquellos que no dudan en tirar los restos en cualquier lugar, sin importarles el daño que pueden causar al medio ambiente, está la acción indirecta, que puede achacarse a las labores de pesca, marisqueo y acuicultura.

A este respecto, sobre la arena hay gran cantidad de restos relacionados con las redes, nasas, cacharros de pulpo, cuerdas y otros útiles empleados por el sector profesional que las corrientes arrastraron sobre el litoral, junto con botes, botellas, plásticos y otros objetos contaminantes similares.

Y lo más probable es que el oleaje que se espera para los próximos días acumule todavía más porquería sobre la costa.

Lo único cierto es que sobre la arena y entre la flora del cordón dunar hay una gran cantidad de basura cuya presencia no debe achacarse exclusivamente a una falta de limpieza por parte de las administraciones -que por otra parte no es algo que se produzca en esta época del año y suele reservarse para Semana Santa y verano-, sino a la acción de aquellas personas que no reparan en las señales de advertencia o prohibición, que no utilizan los contenedores o papeleras y, en definitiva, que arrojan su basura en cualquier lugar.