La apuesta por sembrar los bancos marisqueros con almeja autóctona ha unido a las cofradías de A Illa, Cambados y Vilanova en su respaldo al proyecto puesto en marcha hace poco más de un año en el criadero de Punta Quilma. Los tres pósitos esperan que las instalaciones puedan convertirse en un referente de producción de almeja con la que garantizar los ingresos de sus mariscadores, tanto de a pie como de a flote, en el futuro.
La primera de las cofradías, junto a la OPP-20, fue la de A Illa, que peleó ante la Consellería do Mar por recuperar unas instalaciones propias que habían cerrado sus puertas al no alcanzar los objetivos previstos. El proyecto presentado por un grupo de biólogos para reactivar las dependencias y la posibilidad de contar con el suministro de semilla les convenció para poner en marcha las dependencias. Cambados se unió a la propuesta prácticamente desde el inicio, y la última cofradía en incorporarse ha sido la de Vilanova.
La patrona mayor de Vilanova, María José Martínez Vales, reconocía que "la motivación que nos ha llevado a respaldar este proyecto es la ausencia de semilla autóctona con la que regenerar las playas". Martínez Vales reconoce que "nuestra apuesta siempre va a ser por la autóctona, y esperamos que comiencen a ser visibles los resultados a partir del próximo mes de septiembre, cuando creemos que se podrán sembrar las primeras unidades de babosa en concesiones del marisqueo a flote, aprovechando que los marineros van a comenzar con el libre marisqueo".
El patrón mayor de Cambados, Ruperto Costa, señala que "siempre nos ha parecido ilógico tener que recurrir a almeja foránea cuando en esta ría contamos con instalaciones de estas características que, bien explotadas, pueden garantizarnos una importante cantidad de semilla, por eso nos sumamos a este proyecto".
El propio patrón mayor cambadés asegura que esta apuesta "deberían hacerla todos los pósitos, ya que se evitaría la llegada de almeja foránea que puede llegar con algún tipo de problema a la ría de Arousa".
La hatchery de Punta Quilma fue construida en los años 90, y durante más de una década estuvo en funcionamiento con el objetivo de convertirse en suministradora de los bancos marisqueros de A Illa. La experiencia no llegó a funcionar, y se optó por cerrar sus puertas en 2008. Durante casi ocho años, las dependencias se usaron como almacén, hasta que apareció una empresa dispuesta a invertir en su modernización y en poner en marcha las instalaciones con una visión competitiva y con posibilidades de convertirse en aquello que siempre soñó.
