Darío Cordo Castro, vecino de Catoira de 52 años, se ha convertido en un damnificado directo de las listas de espera de la sanidad pública hasta el punto de que sus problemas de espalda no serán tratados hasta el próximo mes de septiembre. Unas dolencias que, por otra parte, le tienen postrado en cama sin poder desarrollar su trabajo como comercial en categoría de autónomo.

El inicio de su calvario arrancó hace exactamente tres semanas. Tal y como él mismo explica, "me levanté con un pinzamiento de ciática muy doloroso. Me levanté con muchísima dificultad y me pasé por el Centro Médico de Catoira y me inyectaron unos calmantes". El efecto de aquella dosis apenas duró escasos minutos, "nada más llegar a casa mi mujer llamó al 061 y me desplazaron al ambulatorio de Vilagarcía porque me dijeron que a Santiago no me podían llevar".

Tras volver a ser inyectado "con tres dosis de calmantes" el dolor se agudizó, por lo que fue derivado al Hospital do Salnés donde "con la morfina que me dieron me calmó. Ahí fue cuando me dieron un tratamiento con antiinflamatorios y calmantes a base de inyecciones que no me hizo nada".

Después de pasar varios días con mucho dolor, Darío se trasladó por sus propios medios al punto de atención médica de Valga desde donde fue derivado en ambulancia al Hospital Clínico Universitario de Santiago. Según explica el afectado, "me volvieron a dar inyecciones y me cambiaron el tratamiento que me dieron en el Hospital do Salnés porque no me estaba haciendo nada y me volví a casa".

El dolor no menguaba y su siguiente visita al Hospital de Santiago fue, según sus propias palabras, "con una atención fatal. Me tuvo que trasladar mi mujer por los pasillos porque ni siquiera había un celador para echarme una mano. Hasta me tuve que enfadar porque el dolor era inaguantable y allí nadie nos hacía caso en uno de los boxes. Me dieron una cita para el traumatólogo y me enviaron para casa".

Con la intención de tratar de anticipar los plazos, Darío Cordo se realizó una resonancia magnética pagada de su bolsillo con cuyos resultados se presentó a la cita traumatológica. "No se le hizo ningún caso a la resonancia, simplemente me volvieron a decir que me volverían a cambiar el tratamiento y que me iban a derivar a la unidad de dolor y que antes me harían un electromiograma".

Esa prueba, que se usa para estudiar el funcionamiento del sistema nervioso periférico y los músculos que inerva, se realizará el próximo 8 de marzo. Si bien la cuestión que aumenta el enfado de Darío Cordo Castro es que los resultados de esa prueba no los conocerá hasta el próximo mes de septiembre, cuando tenga nuevamente cita con la traumatóloga. Por si fuera poco, en cuanto a su seguimiento en la unidad de dolor, la primera consulta se ha concertado para el mes de enero del próximo año.

Este vecino de Dimo no ocultó al respecto que "es bochornoso e indignante lo que está pasando con la sanidad pública en este país. No me puedo mover prácticamente de cama y dicen que mi próxima cita con los médicos va a ser en septiembre. Esto es una auténtica burla para la sociedad".