A medida que pasan los días parece quedar más claro que 2017 será un año de poca lamprea. Después de que el sábado se pescara la primera y el lunes el colectivo de valeiros consiguiera seis ejemplares, llegó el parón del martes y ayer era momento de levantar de nuevo los aparejos, con el deseo de constatar una tendencia alcista. Pero nada más lejos de la realidad, porque finalmente solo fue posible arrancar del río un par de piezas.

Es por ello que los pescadores que cada mañana levantan y/o largan sus nasas butrón en el Ulla, a la altura de Pontecesures, dicen "rezar" para que llueva y aumente el caudal, pues hay que insistir en que el primitivo pez se guía por las corrientes de agua dulce que desembocan en la salada para remontar los ríos hacia las zonas de desove.

"Mientras el río no lleve más agua no pescaremos nada", pronostican los valeiros de Pontecesures y Carril (Vilagarcía), que por ahora son los que se dedican a esta campaña, pues los de Rianxo siguen a la expectativa. Hay que tener en cuenta que desplazarse desde la villa rianxeira hasta la pontecesureña supone un gasto mayor, y sirve de poco si no hay producto en el río, de ahí que las tripulaciones de Rianxo esperen acontecimientos antes de decidirse.

Por cierto, que después de que las primeras lampreas se vendieran a precios prohibitivos, parece que ayer ya bajaron hasta aproximadamente 50 euros, pues hay pescadores que prefieren mantener la fidelidad de sus compradores durante toda la campaña "y no es cuestión de cobrarles demasiado los primeros días, sino de mantener un buen precio durante toda la temporada".