El presente ejercicio puede marcar un antes y un después en la acuicultura gallega, pero sobre todo en la historia del Consello Regulador Mexillón de Galicia y su Denominación de Origen Protegida (DOP). Tras hacerse con el control del 63% de los parques de cultivo flotantes, el órgano que preside Francisco Alcalde afronta una etapa de cambios sustanciales en defensa de la marca de calidad, la diferenciación del producto certificado, la protección del amparado por la DOP y, porque una cosa lleva a la otra, la consecución de nuevos mercados.

Es por ello que el pleno del Consello Regulador impulsó primero un proceso de regularización que le permitió ganar en representatividad dentro y fuera del sector, a lo que siguió una modificación del pliego de condiciones para adaptar el producto certificado a las nuevas tendencia de mercado y consumo, completando estos cambios con la elaboración de un nuevo reglamento de DOP, aún en fase de borrador y sometido a exposición pública hasta el día 31 del mes en curso.

Por partes. El proceso de regularización desarrollado en la segunda mitad de 2016 para captar nuevos miembros y ganar en representatividad logró el objetivo perseguido, ya que permite afrontar esta nueva etapa para el molusco gallego diferenciado con la etiqueta Mexillón de Galicia con 2.091 bateas amparadas por la DOP, a lo que se suman 48 empresas certificadas y una docena de firmas comercializadoras inscritas.

Dicen en el Consello que "son números muy satisfactorios" y que con ellos culmina "una de las actuaciones más ambiciosas desarrolladas por el pleno de la DOP en el presente mandato", ya que se pretende así "conseguir un sector más unido, fuerte y con una mayor proyección de futuro".

Lógicamente, el hecho de representar al 63% de las bateas, frente al 34% que figuraban inscritas a fecha de 31 de diciembre de 2015, es un logro que "fortalece la imagen de la DOP ante los consumidores, pero también ante los operadores, por su capacidad para generar valor añadido".

Depuración y transformación

Al margen del aumento de bateas, que es la parte más llamativa y mediática del proceso de regularización, parece claro, al menos para el Consello, que "la inscripción de nuevos centros de depuración y de empresas transformadoras ayudará a potenciar la presencia en el mercado del producto certificado, respondiendo de este modo a las demandas de unos consumidores que desean conocer el origen del mejillón que adquieren".

O dicho de otro modo, el ciudadano de a pie podrá saber "quién usa mejillón foráneo en detrimento del gallego, reforzando la imagen de la DOP como garantía de un producto único y diferente".

Unidad de criterio y acción

Ni que decir tiene que el Consello Regulador está plenamente convencido de la idoneidad del proceso de regularización llevado a cabo. Y lo está porque, insisten una y otra vez en el Consello, "el incremento de productores y empresas certificadas no solo refuerza la representatividad de Mexillón de Galicia, sino que frente a la disparidad de opiniones la integración contribuirá al establecimiento de una unidad de criterio y de acción".

Como consecuencia de ello, apostillan, "se fortalecerá al sector mejillonero, dotándolo de una mayor proyección de futuro".

Así pues, con el aval que le da representar ya a la mayoría del sector, el órgano que preside Francisco Alcalde se conjura para "redoblar esfuerzos" con el propósito de "hacer cumplir la normativa de etiquetado, poniendo en marcha todas las medidas necesarias contra aquellos que tratan de aprovecharse de los beneficios que reporta la mención geográfica que, por ley, solo pueden utilizar los moluscos amparados por la marca Mexillón de Galicia".