Los bares de Vilanova estuvieron este mediodía abarrotados de gente. Esta es una de las localidades donde se celebra el día de San Amaro (o San Mauro), y aparte de la tradición religiosa, la costumbre en la localidad es la de festejar la fecha tomando un buen plato de callos.

Tanto es así que el potaje no solo se sirve en los establecimientos hosteleros, sino que también se prepara en las cientos de hogares. En la localidad arousana incluso se celebró una "Festa dos Callos" en una carpa situada junto a la iglesia parroquial, y en la que se servían las raciones a un precio de seis euros.

En Vilanova resaltan que el hecho de cuadrar en domingo y la meteorología propiciaron que hubiese un ambiente más animado que en otras ocasiones, pues además de los vilanoveses, que suelen tener marcada esta fecha en sus calendarios, hubo gente de otras localidades vecinas que no quisieron perder la oportunidad de saborear el delicioso potaje caliente.

En el apartado religioso, la iglesia de San Cipriano acogió desde primera hora de la mañana y hasta bien entrada la tarde un total de ocho misas. La solemne fue la de las 12.30 horas, y a su término salió la procesión por los sitios de costumbre.

Pero también honran a San Amaro en Meaño, aunque en este caso la fiesta es algo diferente. Los callos también son el plato por antonomasia, pero aunque muchos ya los toman a mediodía, otra mucha gente se reserva para la noche, cuando la comisión organizadora los sirve gratuitamente junto a la capilla, acompañados de vino tinto de Barrantes, rosca y hasta queimada.

En Meaño son muy tradicionales las "poxas" de animales y objetos donados al santo, como botellas de vino o licor o gallos. Estos últimos alcanzaron hoy precios por encima de los 50 euros el ejemplar.