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Se busca paleógrafo para la historia de Fefiñáns

La profesora Maribel Iglesias inicia la árdua transcripción de los documentos más antiguos del palacio de Cambados

Maribel Iglesias coge con guantes uno de los legajos que va a transcribir. // Iñaki Abella

El palacio de Fefiñáns es el monumento más importante de Cambados, y uno de los más conocidos de toda Galicia. Y sin embargo hay muchas lagunas en el conocimiento de su origen, hasta el extremo de que ni siquiera existe una teoría única de quien lo construyó y cuando. La historiadora cambadesa Maribel Iglesias Baldonedo se ha propuesto arrojar algo de luz sobre ese pasado, y ha comenzado el año con una titánica tarea: la de transcribir los legajos que se conservan en el archivo del palacio.

Hay 37, y cada uno de ellos cuenta con una media de unas 200 páginas, lo que implica que en total tendrá que revisar y transcribir más de 7.000 folios. Pero la dificultad no se debe únicamente a la ingente cantidad de papel que deberá examinar Iglesias, sino también a la tipografía. El tipo de letra, habitual en los documentos procesales y administrativos de los siglos XVI y XVII, es difícilmente legible para quien no esté acostumbrado a él, de ahí que la historiadora incluso haya pedido ayuda a alguien con conocimientos en paleografía en su página de Facebook.

"Lo he escrito medio en broma, medio en serio. Por supuesto que si hay alguien que sepa de escritura y documentación antiguas, y que quiera colaborar con esta investigación, será bienvenido. Si no, iré haciendo yo el trabajo poco a poco", declaró. La dificultad no se debe únicamente a la forma arcaica de la letra, sino también al hecho de que muchas palabras aparecen unidas entre sí o abreviadas. En 300 años también ha cambiado el vocabulario.

Maribel Iglesias (Caracas, 1964), es profesora en el instituto de Cambados Francisco Asorey, y se doctoró precisamente con un trabajo sobre el escultor Asorey. Ella y el pintor, y también docente Manuel Busto acudieron el viernes pasado al palacio de Fefiñáns y tomaron fotografías del primero de los 36 legajos. Ese es el material con el que Iglesias va a trabajar ahora en su casa, evitando de ese modo la manipulación sistemática y habitual de unos documentos antiguos tan valiosos como frágiles.

El expediente más antiguo que ha visto por el momento la investigadora es de principios de noviembre de 1536, y se trata de un contrato con unos canteros de la zona de Pontevedra para la realización de obras en la iglesia de San Benito. El trabajo que acometerá ahora Maribel Iglesias es la continuación del realizado hasta su fallecimiento por Joaquina Gil de la Peña, que fue profesora en el otro instituto de Cambados, el Ramón Cabanillas, y que pertenecía a una de las familias propietarias del palacio. Joaquina Gil fue amiga de Maribel Iglesias, de ahí que para la profesora del Asorey este trabajo que acaba de empezar sobre el palacio de Fefiñáns tenga también para ella una gran connotación emocional.

¿Y qué sorpresas deparan todos esos viejos legajos conservados desde hace siglos en un armario? Maribel Iglesias no puede responder a esa pregunta, aunque le gustaría que ayudasen a desentrañar el misterio sobre la fundación del palacio. Aunque, sea lo que sea, los resultados tardarán en conocerse. "Esto es un trabajo de años. Es algo que tengo que ir haciendo en los ratos libres y las vacaciones. Por otra parte, esta tipografía es muy complicada de leer, y al principio cuesta mucho. Si realizas una lectura constante en el tiempo, puedes acabar acostumbrándote e ir más rápido, pero yo no puedo dedicarle un horario concreto. Solo el primer legajo me llevará varios meses".

Las teorías

No existe una teoría única sobre la fundación del palacio. La más extendida, y que es la que suelen relatar los propietarios, es la de que lo construyó Juan Sarmiento de Valladares en el siglo XVI, y que utilizó los planos de un arquitecto italiano. Pero Maribel Iglesias pone en duda esta posibilidad por dos razones. "Por un lado, leí el testamento de Juan Sarmiento, y no menciona el pazo. Y tampoco aparece en los escritos de Jerónimo del Hoyo", en alusión al cardenal vallisoletano que fue "visitador" del Obispado de Santiago, y que recorrió Galicia a principios del siglo XVII reseñando los bienes y principales edificios e industrias existentes en cada lugar.

Por ello, Maribel Iglesias plantea la posibilidad de que la construcción del palacio se ejecutase en dos fases, de modo que cada una de las alas (el inmueble tiene forma de "L") fuese levantada por una persona diferente: una de ellas por Gonzalo Valladares, "O Mozo", y la otra por su hijo, Fernando.

La cuestión a dilucidar ahora es si los documentos que se conservan en Cambados serán suficientes para resolver definitivamente ese misterio. La razón es que buena parte del archivo de la casa de Fefiñáns se perdió para siempre en la Guerra Civil. Una vizcondesa de Fefiñáns trasladó a una casa del centro de Madrid una gran cantidad de escritos, pero durante un bombardeo se incendió la manzana entera, y la biblioteca donde se guardaba la memoria de Fefiñáns quedó muy afectada.

En Cambados han quedado desde contratos de arrendamiento hasta ventas por juro y heredad -transacciones mediante las cuales una familia podía trabajar fincas del dueño del palacio, a cambio de una renta- o testamentos. Maribel Iglesias arguye que "lo que más me interesa son las claves de la construcción del pazo, y espero que esta documentación arroje mucha luz sobre ello. Pero aunque al final no sea así, hace tanto tiempo que tenía ganas de investigar sobre Fefiñáns que con solo encontrar unos pocos detalles novedosos sobre su historia ya me sentiría satisfecha".

También admite que le gustaría que estos escritos le ayuden a componer mejor el rompecabezas que es el linaje de las familias que han detentado el señorío de Fefiñáns. Su empeño fue recibido con entusiasmo entre los propietarios del inmueble. Angela Gil de la Peña aduce que Iglesias Baldonedo tiene por delante "una labor heroica", y apunta que a ella le gustaría que el trabajo permitiese conocer algo más del arquitecto italiano que supuestamente trazó los planos de la joya con ADN renacentista que hoy enorgullece a Cambados.

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