En la galería central de la conocida como Iglesia de los Padres, junto a la plaza de la Constitución de Vilagarcía, se muestran las piezas que se pueden adquirir para colaborar en la doble finalidad de los misioneros claretianos, a saber: comprar un microbús escolar para un pueblo de Tanzania y construir un gallinero para un colectivo formado por una treintena de desamparadas viudas de Indonesia.

La idea es recaudar en toda España unos 20.000 euros con los que se cubrirían dos necesidades básicas de personas a las que les falta lo más imprescindible para vivir.

El padre José Luís Latorre Giral destaca la importancia de estos dos proyectos en los que están inmersos los misioneros de la orden claretiana de toda España pues ambos tendrán enormes repercusiones para los beneficiarios.

En el caso de Tanzania los claretianos se proponen adquirir un microbús para desplazar a la escuela a unos 700 niños que viven en el campo de modo que se les evitarían dos o tres horas de caminata diaria desde sus casas.

El padre José Luis Latorre también subraya la grave situación que sufre un colectivo de 30 mujeres viudas de Indonesia, las cuales al perder a sus maridos se quedan sin medios económicos y a cargo de la prole.

De ahí que la propuesta de los claretianos sea la de construirles dos gallineros con la finalidad de proporcionar alimento a estas familias (fundamentalmente huevos y carne) y a la vez la obtención de ingresos con las ventas.

La creación de este negocio avícola tiene también otras tres finalidades, a saber: educar, formar y preparar a estas mujeres para el acceso al trabajo en una sociedad predominantemente machista.

Las dos situaciones que se quieren paliar a tantos kilómetros de Vilagarcía han generado una enorme y positiva reacción entre los feligreses de la parroquia de los Padres.

Explica José Luis Latorre que fue tal la respuesta de la parroquia y del grupo misionero que "decidimos anticiparnos un día en la apertura del rastrillo".

Y resultó un acierto porque en las primeras horas han "volado" numerosos objetos que se han puesto a la venta, todos ellos procedentes de donaciones realizadas en los últimos días.

"Hay de todo, desde juguetes, ropa, libros, vajillas...", explica el misionero vilagarciano, que han cautivado a vecinos. El mercadillo cierra este domingo con la esperanza de que los vilagarcianos dejen su huella en sendos gestos solidarios.