Excepcional y con un estatus especial. Así define el arqueólogo de la Diputación Diego Piay al Castro de Alobre, un yacimiento de dos hectáreas de superficie ubicado junto al parque vilagarciano de O Castriño. Las últimas excavaciones ejecutadas (entre febrero y junio de este año) han reportado a la sociedad destacados hallazgos, como por ejemplo un hipocausto, una especie de sala calefactada por el suelo que se usaba en la época romana para baños y termas mediante una estructura de ladrillo y de una altura de dos pies (52 centímetros). Mientras que en anteriores prospecciones se hablaba de un horno de teja (una "telleira"), la reciente excavación de 480 metros cuadrados en la zona ha permitido al equipo liderado por Piay realizar un giro en la interpretación de este vestigio en concreto. "No hemos encontrado paralelos en Galicia ni en el resto de España; hemos tenido que irnos a Inglaterra", dijo Piay.

El Castro de Alobre es muy singular por varios motivos: por su ubicación en pleno corazón de Vilagarcía y por presentar piezas en un estado de conservación óptimo; por la gran cantidad de metales hallados (250 de 20.000 piezas) y por albergar parte de estructuras castrexas, también de la época romana, lo que ha permitido ampliar la cronología con la que se trabajaba hasta el siglo III d.C. (desde el siglo II a.C.).

Tras realizar ante el público de la conferencia un recorrido histórico por las intervenciones llevadas a cabo en el yacimiento vilagarciano, Diego Piay apuntó que no fue hasta el siglo XXI cuando se impulsaron intervenciones de carácter arqueológico y metodológico propiamente dichos. De hecho la última, la que el arqueólogo pontevedrés ha dirigido este mismo año, utiliza una metodología "precisa y concreta que es vanguardista y va a reportar resultados excepcionales" mediante un contrato con la Universidad de León.

En cuanto a las estructuras, destaca el espectacular "concheiro". Tiene una superficie de unos 100 metros cuadrados y una altura de hasta 80 centímetros. Está formado por conchas de almeja, mejillón, navaja y restos de cetáceos. También incluye huesos de vaca y otros que podrían ser de oso, según expuso Piay, quien apuesta por musealizar el "concheiro" in situ.

Las monedas

Entre las 20.000 piezas descubiertas, destacan una fíbula de disco, otra de tipo alesia de la que no se han encontrado piezas similares, otra fíbula para sujetar una coraza y un cuchillo de hoja curva posiblemente de origen gaélico. Uno similar se halló en Asturias.

Un papel importante en los hallazgos lo juegan las monedas. Hay una de Augusto documentada del siglo I d.C. , otra de Claudio Segundo Gótico -una persona "muy aguerrida", definió Diego Piay- y otra de Sulpicio Galba. En este caso la controversia está motivada porque la moneda aparece casi arriba de todo y sin embargo su cronología es muy antigua. El responsable de la excavación apunta hacia dos posibilidades: cuando se tapó la estructura no la vieron, -"que no lo creo", dijo-, o bien se trataba de una moneda de un coleccionista.

Piay y su equipo han podido ampliar la cronología del Castro de Alobre del siglo II al III d.C. por la moneda de Claudio Segundo Gótico y el cuchillo descubiertos. Los vestigios demuestran que el Castro de Alobre fue un poblado con fuerte vocación comercial (cerámicas del Mediterráneo, como por ejemplo de la Península Itálica) y que después fue un asentamiento propiamente romano, pero se desconoce exactamente cuál. "En determinado momento se amortiza el poblado y se construyen estructuras romanas".