La Denominación de Origen Rías Baixas sigue adelante con su promoción exterior, y esta vez lo hace con uno de los acontecimientos más importantes del calendario, como es la "Cata de las Añadas", que por segundo año consecutivo se desarrolla en Madrid.
Es una forma de demostrar que el albariño no es un vino joven de apenas un año de vida, sino que puede tratarse de un blanco capaz de perdurar en el tiempo y no solo mantener sus características, sino incluso potenciar su sabor y sus aromas.
Fue ayer, en el madrileño hotel Villa Real, donde se desarrolló esta "VI Cata de las Añadas de Rías Baixas", con participación de 96 marcas de vino pertenecientes a 46 bodegas que fueron examinadas por un panel de cata formado por 31 expertos, 23 de ellos profesionales externos y los demás integrantes del panel de cata interno del Consello Regulador, donde inciden en que con este evento bienal se quiere "demostrar las posibilidades de guarda de los vinos de la denominación y el potencial enológico de las variedades amparadas".
De este modo los catadores analizaron y puntuaron 26 caldos de la añada 2014, veintidós de 2013, trece de 2012, doce de 2011, quince de 2010, cuatro de 2009, una de 2008, dos de 2007 y una muestra de 2003.
Lo más importante es que de este modo se dan a conocer los caldos Rías Baixas y sus potencialidades. Eso es algo que interesa a las bodegas, de ahí que esta cata bienal evolucionara tan positivamente desde que en 2006 celebrara su primera edición con 64 vinos pertenecientes a 38 bodegas, frente a las 96 marcas de 46 empresas citadas anteriormente como participantes una década después.
Pero no fue ésta la única actividad promocional llevada a cabo ayer en Madrid, ya que en horario vespertino el Consello Regulador promoción el "Túnel de las Añadas", para que todos los profesionales interesados pudieran probar los vinos de la cata.
