En Vilagarcía, Vilaxoán, O Piñeiriño o A Escardia fueron algunos de los colegios que se apuntaron a la fiesta del Samaín. En el primero aprovecharon el recreo para entregar los premios a las mejores y más sostenibles calabazas, ya que la mayoría estaban hechas con materiales reciclados. Más de 100 alumnos de Infantil y Primaria participaron en el certamen, que cumplió su segunda edición, y demostraron que a motivación e ilusión no les gana nadie. Hicieron verdaderas virguerías ayudados por sus padres, si bien el jurado valoraba especialmente la participación de los niños y no la calabaza "perfecta", explica María Otero, coordinadora de actividades extraescolares.

En O Piñeiriño se decantaron por una fiesta de tarde en la que los disfraces cobraron protagonismo, ya fueran de bruja, de fantamas o de novia cadáver. Se divirtieron con diversos juegos populares cedidos por el Concello de O Grove, para rematar con los premios a las mejores calabazas. Los pequeños disfrutaron al máximo del evento, como es habitual en este tipo de celebraciones pensadas para ellos.

En el colegio A Escardia realizaron talleres a lo largo de toda la semana para que los niños contasen con materiales para diseñar sus calabazas, casi un centenar que el viernes expusieron en el recinto educativo. Las había que imitaban a Nemo y otras a Frankenstein, entre otros muchos personajes y formas. Por la tarde, tanto alumnos como padres compartieron celebración y comilona a base de empanadas, tortilla chorizo, dulces elaborados por las propias familas y chocolate caliente. Cuando comenzó a oscurecer llegaron los Terribles de Arousa para sumarse a la fiesta y animar con su música un desfile por las inmediaciones del colegio. Los niños echaron mano de sus calabazas vacías y las iluminaron simulando una procesión de lo más tétrica. Y Vilagarcía no fue la excepción, ya que este tipo de fiestas se repitieron en toda la comarca.