Incumplir la nueva ordenanza de terrazas cuando sea aprobada definitivamente y entre en vigor puede acarrear multas de hasta 1.000 euros e incluso el cierre del local. El Concello de Vilagarcía está explicando por carta a los hosteleros las consecuencias de desobedecer la normativa que está en tramitación y, además, instándolos a liquidar la deuda que algunos de ellos mantienen con el Ayuntamiento en concepto de tasas de ocupación de vía pública no abonadas. "No sabemos el motivo, pero el anterior gobierno no las estaba liquidando desde el año 2011", indica el alcalde, Alberto Varela, que confirma el envío de estas misivas. "Cuando alguien infringe la ley sabe que eso acarrea una sanción" y "estas no tienen un ánimo recaudatorio, sino que el único fin es ordenar la ocupación del espacio público", incide. El texto que está a exposición pública hasta el lunes especifica un régimen de multas que oscilan entre los 150 y los 1.000 euros. Las infracciones leves podrán conllevar hasta 300 euros de sanción, las graves hasta 600 y las muy graves hasta 1.000. Agentes de la Policía Local e inspectores municipales estarán capacitados para controlar el cumplimiento de la ordenanza y sus denuncias tendrán valor probatorio. La concatenación de tres infracciones en un mismo año tendrá como consecuencia la suspensión de la licencia durante uno o seis meses e incluso la extinción definitiva del permiso si los incumplimientos son muy graves. En la carta que ya recibieron algunos hosteleros se alude, incluso, a la posibilidad de decretar el cierre del establecimiento, extremo que confirma el alcalde diciendo que "no sería la primera vez que el Concello de Vilagarcía precinta un local".

A pesar de las alegaciones presentadas por partidos políticos, hosteleros y comercios -sumaban 7 a mitad de semana-, Varela insiste en que es prioritario conciliar los intereses del sector con el derecho al descanso de los vecinos y añade que "las sanciones no están puestas de forma caprichosa", sino que "son las mismas que ya están en vigor". Los hosteleros, por su parte, consideran muy estrictos los horarios límite para retirar las mesas y sillas, especialmente para los locales de noche, cuyos propietarios alegan que apenas podrán disfrutar unas pocas horas de la terraza a pesar de pagar como el resto de establecimientos. Rechazan también la altura máxima de 1,6 para las mamparas ya que sostienen que el viento y el agua de la lluvia molestarán a los clientes.