Esther Portas (61 años) recuerda a la perfección el siniestro en el monte Xiabre cuarenta años después. "Estábamos tomando el café y escuchábamos a los aviones pasar muy bajo. Sentimos la explosión, un ruido enorme, y todos los vecinos fuimos corriendo a intentar ayudar. Pero cuando llegamos allí ya no había nada que hacer. La avioneta estaba quemada. Es una pena que por cuatro sinvergüenzas que incendian el monte se pierdan vidas humanas. Y hoy en día seguimos en lo mismo. Pasaron 40 años del accidente pero todavía hay desalmados que siguen quemando el monte. Es un apena porque Galicia es muy bonita. No sé qué intereses puede haber, es una vergüenza".