Unas pocas horas antes de la llegada de los ciclistas, personal de diferentes Concellos y miembros del staff de la organización se afanaban en dejar el recorrido impecable para evitar que se registrasen caídas y ofrecer una imagen adecuada del municipio ante las cámaras de televisión. En Vilanova, los operarios municipales se afanaban en eliminar la maleza que bordeaba la PO-549 un par de horas antes de que pasase la serpiente multicolor. De todas formas la situación más kafkiana se vivió en la rotonda de O Ramal, donde unos operarios encintaron las vías del tren y taparon varios baches en la rotonda, justo por el lado contrario al que recorrieron los ciclistas cuando pasaron.