Manuel Millán es uno de los actores vilagarcianos más conocidos a nivel nacional. Después de haber trabajado con directores de la talla de Berlanga o Colomo, recorrer los teatros de España y de entrar en las casas de todos los gallegos gracias al personaje de Pai Nicanor en la serie "Pratos combinados", vuelve a Galicia para grabar la serie "Augas Quentes" que será emitida en la televisión pública.

-¿De dónde surge su amor por el espectáculo?

-La verdad es que no tuve un momento concreto en el que dijese que quería ser actor. Fue mi vocación desde siempre. Escarbando un poco, puede ser porque mi madre y mi abuelo cantaban en el coro del Liceo y yo veía los trajes que alquilaban, cómo disfrutaban e incluso viajaban a Madrid. Ellos solamente eran amateurs pero yo me preguntaba cómo sería ganarse la vida de esa forma.

-¿Durante su infancia, aquí en Vilagarcía, ¿Tenía contacto con este mundo?

-Tuve contacto ya de adolescente. A los 18 años, Carlos Blanco, yo y más chicos y chicas creamos el grupo de teatro Ítaca. La idea surgió porque apareció un anuncio en el que se buscaban jóvenes para formar un grupo de interpretación en Vilagarcía. El profesor era Eduardo Poceiro, venía de formarse en varios espectáculos de Madrid y buscaba a gente que quisiese profesionalizarse y como Carlos y yo éramos los únicos que queríamos, cuando empezamos a estudiar en Santiago, seguimos con los ensayos en la capital y a partir de ahí, todo fue hacia arriba.

-¿Cómo se tomo su entorno el hecho de que quisiese ser actor?

-Bien. Es una de las cosas que más me gusta decir y de la que me siento orgulloso. Por parte de mi familia nunca hubo problemas salvo esas reticencias de estudiar una carrera por si acaso me salía mal pero desde el primer momento tuve todo el apoyo, "venga adelante si eso es lo que quieres" me decía siempre mi madre. Además, por lo visto, yo de pequeño era payaso y tampoco les extrañó mucho que les dijera mamá quiero ser artista.

-¿Cuál fue su primer trabajo?

-El primer trabajo que yo recuerdo fue mientras estaba interno en el colegio La Salle de Santiago. Era una cosa pequeña, de fin de curso o de días del patrón de la escuela pero bueno ya hacía teatro aunque mi primera interpretación que se puede considerar profesional fue con el grupo Ítaca del que hablé antes. Era jovencito. Debía tener 18 o 19 años cuando tuve la primera toma de contacto con el escenario. Interpretamos "As laranxas máis laranxas de todas as laranxas" de Carlos Casares, reciente premio de As Letras Galegas y me encantó. Fue una sensación que no sé describir.

-¿Sigue algún ritual a la hora de preparar su personaje?

-La verdad es que yo no. Solo leo el guión y me documento. Intento empaparme lo máximo posible y a la hora de salir a las tablas, olvidarme de todo y pensar como él. Incluso pienso en sus movimientos, sus formas de hablar? Creo que el proceso de documentación es fundamental para cualquier actor y por eso en todas las academias inciden bastante.

-Aquí, en Vilagarcía, todo el mundo le recuerda por su papel de Padre Nicanor en la serie "Pratos Combinados" pero, ¿Cuál ha sido para usted el papel que más le ha marcado?

-Es tal la afición que yo con tal de actuar tengo suficiente pero si tengo que escoger un momento, más que un papel, fue una obra de teatro en la que trabajaba Núria Espert, una de las más grandes de nuestro país. Yo creo que me marcó porque no me la esperaba, es decir, que de repente venga un productor y me diga que está montando una obra y que le gustaría contar conmigo para hacer de camarero, yo claro estaba empezando y acepté encantado pero cuando me enteré de que iba a servirle el café a Núria fue lo mejor porque la admiraba y admiro.

-Seminarista en ¡Ay señor, señor!, Padre Nicanor en "Pratos Combinados" y Padre Miguel en "Aquí no hay quien viva". En todos sus papeles más conocidos hace de cura ¿Le molesta que alguien pueda pensar que está encasillado?

-No me molesta en absoluto pero sí que a veces pienso que después de tantos años el Padre Nicanor ya está más que enterrado. Entiendo que todo lo que sale en televisión, y más las series que tuvieron tanto éxito como "Aquí no hay quien viva", que encima se están repitiendo hoy en algunos canales, hacen que la gente te vea como uno más de la casa. Se sienta en el sofá y ve al cura hablando y se mete en esa realidad por eso no me molesta que alguien me pare y me diga "eyy Nicanor".

-¿Hay mucha diferencia a la hora de salir de Galicia y lanzarse a trabajar con José Luis Moreno, Berlanga o Colomo?

-La diferencia es económica. En cuanto a profesionalidad, se trabaja igual aquí que en Madrid. Tenemos unos técnicos, actores y actrices alucinantes. Además, está saliendo gente joven como Jorge Coira que son maravillosos y tienen una gran trayectoria por delante. Galicia suple el problema monetario con profesionalidad, ganas y voluntad. Aquí se hacen unas series y productos muy buenos, pueden gustar más o menos, pero técnicamente son de matrícula de honor. Desgraciadamente, la mayor parte de las películas que se hacen hoy en día son de bajo coste, hechas con el talento y la ilusión de la gente. El dinero se utiliza para material y para seguros. Se mantiene el seguro de rodaje por si pasa algo y no se ve un duro. Sin ir más lejos, yo el jueves voy a grabar con un grupo de chavales que hacen su primer largometraje en A Coruña y ya me avisaron de que no iba a cobrar pero no me importa. Creo que tenemos que apoyarnos los unos a los otros.