Las motos de carretera GT (Gran Turismo) predominaron en la presente edición de la multitudinaria concentración motera que desde el viernes se desarrolló en Vilagarcía, aunque sin excluir ninguna otra tendencia de los aficionados a los vehículos de dos ruedas.

Ha sido la cita más abultada del club motero 36.600 de Vilagarcía que cada año la organiza en torno a las fiestas patronales de San Roque en reciprocidad a las invitaciones que a los arousanos cursan otros clubes de España a lo largo del año.

Por eso en la ciudad se pudo ver a "moteros" de todo el país, pero también de Portugal o de Francia. Incluso se entregó un premio a Patrick Larmouwers que recorrió 2.000 kilómetros desde Bélgica en representación del club Funny-Wheels.

Y es que en los últimos años ha habido un cambio de tendencia en este tipo de concentraciones. "Ya no imperan las motos deportivas sino las GT que se usan para viajar y que cuentan con todo lujo de comodidades, desde asientos calefactables a pantallas regulables en altura. Son motos caras, de 20.000 o 30.000 euros y por tanto sus dueños suelen ser personas de 30 o más años, con un cierto poder adquisitivo y que suele acudir en pareja", explica César Antón, secretario del club vilagarciano.

Ayer se dejaron ver de nuevo por la ciudad. Desayunaron y a las 11.30 horas iniciaron la ruta por Monte Lobeira en dirección a Cambados, Barrantes y visita con cata guiada en la bodega Gran Bazán. Luego regresaron a Fexdega para degustar un exquisito pulpo y churrasco y entregar los premios. Los "Fojeteiros de Narón" fueron los más aplaudidos por ser el motoclub con mayor número de participantes, un total de 25, pero también se reconoció al motorista de mayor edad, nacido en 1943, y al más joven (1993), sin olvidar al belga que llegó a Vilagarcía desde más lejos.

Los responsables del club expresaron su satisfacción pues no hubo ni el más mínimo incidente, a la vez que piden disculpas a quienes hayan podido molestar con su fiesta de discoteca. Aún así subrayan que han provocado menos molestias que las que suele haber en una verbena "y nadie llama a la policía", se quejan.