Atardecer, albariño y solidaridad. Esos son los tres ingredientes que convierten la música de los Xoves de Códax en un momento ideal para disfrutar de la compañía y de la conversación. Allí, en la terraza de la bodega Martín Códax el tiempo se convierte en un algo accesorio aunque solo sea una vez por semana.

Amparo Sánchez e Ico fueron los encargados de plasmar la fusión de sus ritmos sobre el escenario para el placer de las cerca de medio millar de personas que acudieron a la cita. La compositora jienense fue la encargada de abrir boca con dos temas de su nuevo trabajo "Espíritu del sol" para luego compartir tablas con el cantante de la banda ourensana O Sonoro Maxín y reconocido admirador de los ritmos bailables y melodías de acordeón.

Desde el marco incomparable que se atisba desde la colina de Burgáns, el concierto fue ganándose la admiración del público por total unanimidad. La puesta de sol que controlaba las intensidades de luz en la terraza-lounge ayudaba a que el clima fuese todavía más acogedor. Solo quedaba sentarse, saborear un buen Martín Códax y disfrutar. El resto correría a cargo de un concierto lleno de energía, positivismo y mestizaje.

Amparo e Ico, acompañados de un guitarrista, desparramaron la inmensa fuerza de sus repertorios en una actuación que fue ganando en intensidad con el paso de los temas. Pronto lograron el punto de ebullición exacto para romper el hielo con el público generando un ambiente de lo más agradable.

La que fuera líder durante doce años de Amparanoia, la representante del movimiento mestizo barcelonés, fusionó a la perfección con la espontaneidad de Ico, que dejó su impronta de especialista en ritmos bailables y de tendencia a la animación popular.

El sentido solidario de la actuación tendrá como beneficiario en esta ocasión a la Fundación Arela, entidad que trabaja desde 1998 en Galicia con infancia y adolescencia en situación de desprotección y conflicto social con un total de diez centros por toda Galicia.

La próxima cita será el jueves con Soledad Jiménez y Teo Cardalda en las tablas. Que nadie lo intente porque ya está todo vendido.