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Santa Xusta, la infalible abogada contra el mal

Los romeros cumplen ritos como los de hacer un nudo con la mano izquierda en las hojas de maíz

Un momento de la procesión de Santa Xusta, celebrada ayer en Moraña. // Santos Álvarez

Un sínodo prohibió hace varios siglos a los sacerdotes gallegos que fuesen adivinos, augures, encantadores o hiciesen sortilegios, pero la cultura popular siguió necesitando de remedios que devolviesen el orden, la salud y la vida, de ahí el nacimiento de numerosos santos "abogados" como "La Señora da Coba do Corpiño" y, en la comarca de Pontevedra, Santa Xusta.

Es uno de los grandes amuletos contra el mal de ojo y el meigallo, y ayer recibió en Moraña la visita de decenas de romeros que renovaron la tradición, cumpliendo ritos y también disfrutando de la fiesta, a la cabeza de la gastronomía.

Buscando remedio para males del cuerpo, pero muy especialmente para los del espíritu, los romeros se concentraron ayer en la Carballeira de Santa Xusta en una nueva edición de la popular romería, que en este 2016 se celebró en un día laborable, lo que restó afluencia en comparación con las ediciones en las que coincide en fin de semana.

Con todo, de nuevo fueron numerosos los vecinos de las comarcas de Pontevedra y Umia, así como de las lindantes, los que acudieron a Moraña para invocar a la santa y pedirle su protección contra el meigallo y el mal de ojo.

Además de participar en alguna de las distintas celebraciones religiosas que se oficiaron durante la jornada, cumplieron ritos como los de beber en la fuente, que cuenta con más de 500 años y que, según afirma la tradición, cura los males del cuerpo pero, especialmente, las inquietudes del espíritu.

Los romeros bebieron o se llevaron en botellas y garrafas el agua que espanta al mal de ojo y ayuda a los "endemoniados".

Otra de las tradiciones es comprar ajos para posteriormente espantar las envidias, o hacer un nudo con la mano izquierda en las hojas del maíz.

No faltó tampoco la tradicional procesión, en la que los fieles acompañaron a la santa en su periplo por las inmediaciones del templo.

Y tan importantes como los ritos que desde hace décadas acompañan a Santa Xusta, fue el encuentro vecinal. Así, tras cumplir con la parte religiosa, los romeros disfrutaron de otros atractivos de la fiesta, con la gastronomía a la cabeza, pero también con la música y, especialmente, con el encuentro con la familia y los amigos.

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