El islote Areoso, situado en el vecino Concello de A Illa, tomó ayer el protagonismo en el curso de historia que se celebra en las dependencias del pazo vilanovés de Vista Real. Lo hizo a través de las palabras de uno de los cuatro arqueólogos que integran el proyecto Guidoiro Dixital, Elías López-Romero, conocedor de los principales peligros que amenazan esa riqueza que se esconde bajo las dunas.

Habitado en tres fases diferentes entre los años 4.400 y 1.100 (Neolítico, Bronce inicial y Bronce avanzado), Areoso ha conseguido guardar gran parte de sus tesoros por dos cuestiones fundamentales. La primera de ellas es el tipo de terreno, con una acidez muy baja en comparación con el resto de Galicia, mientras que la segunda se refiere a su situación de aislamiento total, que ha evitado expolios o cambios morfológicos por causa del terreno.

López-Romero estudió entre 2013 y 2015 los efectos de la erosión meteorológica sobre el yacimiento, unos efectos que fueron beneficiosos para localizar restos como la mámoa 4, pero que también acabaron por destruir otro monumento megalítico como la mámoa 5, que acabó desapareciendo. La influencia meteorológica no siempre es negativa, un ejemplo de ello es la mámoa 3, en la que las propias mareas han aportado arena en diferentes momentos, lo que permite su conservación.

Además de la climatología, otra de las influencias negativas es la presión humana, una acción que para López-Romero "contribuye a la erosión, aunque la más importante siguen siendo las condiciones climatológicas".

Los hallazgos localizados en las sucesivas expediciones a Areoso, demuestran que existían contactos con zonas muy alejadas de la ría de Arousa. Un ejemplo de ello es la presencia de cerámicas con paralelismos en el noroeste de Francia o hachas con origen en Italia. Pero lo que más expectación ha generado entre los arqueólogos fueron unos restos localizados por la expedición de Guidoiro Dixital de cerámica decorada de cogotas.

Esta cerámica es originaria de la Meseta, pero en Galicia nunca se habían descubierto restos sobre su presencia hasta que se localizó en Areoso.

Las conclusiones de la ponencia de López-Romero se centran en recomendar estrategias de investigación y gestión adaptadas a la erosión, es decir, el arqueólogo recomienda que se intervenga lo antes posible, ya que la erosión será inexorable y "tarde o temprano acabará con muchos restos que existen en el islote". Un paso en ese sentido es la excavación que se va a realizar, muy probablemente, en el mes de agosto, sobre la mámoa 4, y que permitirá dar las claves sobre la importancia del yacimiento.

En esa excavación se tendrán en cuenta una serie de investigaciones realizadas por el equipo de Guidoiro Dixital sobre la afectación de las mareas o la lluvia sobre el espacio dunar que la cubre. El arqueólogo también se mostró sorprendido por el impacto internacional que ha tenido el proyecto, ya que la página web en la que se aborda el problema de la erosión, aplicable a muchos yacimientos próximos al litoral en todo el mundo, ha tenido visitas de los cinco continentes.